45. IT (EPI)
Este café no sirve ni para calentar mis manos, mientras los demás, con sus abrigos y culos gordos no paran de comer.
No me prestan atención, pasan a mi lado como si no existiera. Tres horas en la calle con el frío que hace y no he sacado 69 centavos para cenar, me cago en la Navidad y en el pavo. La nevada en Reno este año de 1963 ha sido muy dura, por eso mismo tendrían que ser más compasivos.
Mañana seré yo quien ría, cuando lean en la prensa la aparición de un nuevo cadáver, otro niño de la calle. No descansaré, fueron muchos los que se burlaron cuando yo era pequeño y se mofaban de mi cojera.
Con lo que saco y por medio dólar, estos mozalbetes se me acercan en el metro y en los recovecos de los túneles me quieren, algunos, los menos, me desprecian y más pronto que tarde pagan por ello.
Como el mendigo de esta mañana en los urinarios, le he cogido del brazo y ya dentro del váter he cerrado la puerta, se ha revuelto con furia, me ha golpeado, se ha reído y me ha gritado – ¿Y eso? – …….
A medida que leía tu relato me preguntaba si se trataba del mismo autor que conocemos, con un estilo particular, a la vez que rompedor y jocoso. Al leer la última frase, interrogativa para más señas, y enlazarla con el título, ya he salido de dudas. Dicen que todo y todos estamos en cambio constante pero algunas cosas, como las doce uvas en el reloj de la Puerta del Sol, por ejemplo, son clásicos. Con tus letras, al menos a mí, me ocurre algo parecido, aunque sé que, si te lo propones, puedes escribir y muy bien sobre cualquier cosa.
Un abrazo y suerte, Epi
No me había dado cuenta del título y lo explica todo. El monólogo interior del payaso asesino consigue poner los pelos de punta
Un santo, el payasín este…
epifisis, vaya personaje especial que te has sacado, sobretodo es muy tranquilo sexualmente hablando, jajaja. Suerte y saludos