JUGAR CON LAS PALABRAS
He querido aprovechar que en «Acampada libre» esta semana nos han propuesto divertirnos un poco con el lenguaje a través de la figura del calambur para fijarme en lo bien que se presta el idioma español a la hora de utilizar los juegos de palabras de todo tipo, esas figuras retóricas o procedimientos lingüísticos y estilísticos que buscan dar mayor expresividad al lenguaje; ahí están, por ejemplo, la antítesis, la litote, la personificación, la hipérbole, el pleonasmo, la aliteración…, y tantos otros, que si bien muchas veces sirven para contar chistes o chascarrillos, no debemos olvidar cuando queremos conseguir más variedad en nuestros escritos.
Un ejemplo de un uso expresivo e ingenioso de estos juegos de palabras lo he encontrado en El destino en las dos caras de una misma moneda, de Juancho Plaza, donde la palabra “cruz”, utilizada en su doble sentido, consigue cargar a un relato de tan pocas palabras de un triste y duro significado. Y es que desde el principio apuesta fuerte, con el despliegue de esa prepotencia machista del autoritario, que demuestra tan poco respeto ante la mujer cuando esta es humillada al ser “rifada”, sin contar con su opinión. En pocas líneas también sabe definirnos esa personalidad contradictoria que tantas veces hemos escuchado que tienen los maltratadores, para acabar con la cruz que resulta la vida de la protagonista, de la que cada cual puede sacar sus propias conclusiones y que yo he querido identificar con el maltrato, sea físico o psicológico.
Otro aspecto que nos deja el micro para reflexionar, y que ya está expresado desde el título, pero que quizá queda en un segundo plano debido a la fuerza que imprime la denuncia de la violencia machista, es la importancia que tiene el azar en nuestras vidas. ¿Cómo hubiera sido la vida de Laura si hubiera salido cara? ¿Cómo habrían sido nuestras vidas con un requiebro diferente del azar?
Concurso: CINCUENTA PALABRAS – Ganador Anual 2013.
(50 palabras justas, excluido título – periodicidad mensual)
EL DESTINO EN LAS DOS CARAS DE UNA MONEDA, de JUANCHO PLAZA
Laura escuchó a lo lejos el tintineo de aquella moneda al caer al suelo, sin sospechar siquiera que se estaba decidiendo su futuro.
Algún requiebro, promesas y varias palabras bonitas bastaron para enamorarla, pero tuvo que soportar aquella cruz durante el resto de sus días.
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Sin duda, este relato juega muy bien con la moneda lanzada al aire, sin apartarse lo más mínimo de su azaroso significado. Y aportando en tan pocas palabras una imagen muy clara: el resumen de toda una vida mal sorteada desde el principio.
Lo único que yo habría cambiado es el nombre, Laura. Como el relato me envuelve en una época en que el divorcio no estaba permitido, la habría puesto un nombre de esos que salen en las esquelas. Laura me suena más a chica joven.
Esos dos eran un par de cab….s de tomo y lomo, por la cara y por la cruz, por detrás y por delante y del culo parriba y del culo pabajo. Así, resumiendo.
Y el relato es genial, buenísimo.
La ley del divorcio posterior a la dictadura entró en vigor en 1981, aunque el proceso era largo y tedioso, gravoso para las partes y culpabilizante sobre todo para la mujer. Sin embargo, no sirvió para reducir las situaciones de maltrato, en ninguna de sus formas, ni eliminó actitudes como las que presenta el relato.
La entrada en vigor de la Ley del 2005 flexibilizó los requisitos y redujo los plazos para la obtención del divorcio: tres meses, tiempo mucho más que suficiente para concluir sin lugar a dudas la necesidad de quitarse «la cruz» de encima. Sin embargo, tampoco se han reducido los índices de maltrato, ni el machismo, ni los desequilibrios emocionales, ni sociales, ni las dependencias emocionales, ni los chantajes, ni las amenazas, ni las actitudes posesivas, ni las celopatías, ni el amor mal entendido, ni…
Lo que si ha aumentado en los últimos años han sido las cruces en las esquelas de mujeres fallecidas víctimas de «caras y cruces». Así que, por desgracia, no es una cuestión de nombres, ni de leyes. Es un problema intemporal. Y las estadísticas de situaciones de esta índole en menores de 25 años son demoledoras, lamentablemente.
Este tema me afecta mucho y ahora estoy muy cansada, ha sido un largo día, pero realmente esas cincuenta palabras son muy elocuentes y estoy de acuerdo con María en que en este caso hubiese dado lo mismo cara que cruz. ¡Qué cruz!
Respecto a la segunda pregunta que plantea Rafa, jooooooo, ¿qué pregunta, eh? Para cuando esté menos cansada, queridos/as.
Abrazo y muy felices sueños.
Perdón, Sr. Olivares, «estoy de acuerdo con María y Rafa», quería decir.
Si es questoyagotá!!
Pobrecita Laura, en este caso tocó cruz, pero anda que el tipo que eligió cara también!!!, menudo elemento jugarse un ligue a cara o cruz. Mejor si la moneda hubiese caído de canto.
Buen micro, muy simbólico.
El doble sentido de la palabra «cruz», también aquí se puede aplicar a la de «cara». Porque ¡menuda la que tenían los dos energúmenos del relato!.
Bravo por Juancho.
Muy bueno, el juego de palabras es sin duda una carta a jugar, y bien jugada el resultado es perfecto. Como en el micro de Juancho, felicidades a él y a Rafa por traerlo para que lo disfrutemos.
Saludos