JUL09. EL GRAN LIBRO, de Juan Manuel Sánchez
Reunió a todos en la sala central para comunicarles una decisión que, no sin pocos pros y contras, había tomado, y de la que, muy a su pesar, no estaba seguro completamente. El rostro del creador era, como siempre, insondable; el de sus criaturas, más que nunca, atento. Un silencio insostenible precedió el anuncio: él, que había sido modelado por sus propias criaturas, regresaba para siempre a su reino de indolencia, y sus criaturas, de las que apenas sabía nada, salvo que lo veneraban hasta mancharse las manos de sangre, tendrían que arreglar todo lo que habían desbaratado. Nunca pensó en un apocalipsis tan flemático. Habría preferido castigarlos con fuego, tal y como ellos pregonaron, pero algunos inocentes aún no habían tenido la ocasión de leer El Principito.
Juan Manuel…no sé que lectura darle a tu relato. Tengo que meditarlo más o incluso releerme el Principito. Me estaba cautivando la historia (ese apocalípsis flemático, me imaginaba a cualquier Dios por el que se hubiera derramado sangre y paralelamente pensaba en el escritor y sus personajes) hasta llegar a la última frase. Ahí, lo confieso, me he perdido. Lo masticaré. Un abrazo.
Vaya, ya me lo han dicho más veces. En suma, se trata de que un dios creado como personaje de libro cobra entidad y decide, harto de que maten en su nombre, dejar solos a sus devotos, criaturas que a su vez lo crearon a él. Antes de retirarse a su reino y sin condenar al fuego a sus fieles, les deja una última posibilidad de redención: sacar verdaderas enseñanzas de un gran libro como El Principito.
Eso era, más o menos.
Un saludo
Juan M
Juan Manuel, también a mí me había pasado como a Eva… que la referencia a El principito me había despistado. Había entendido la insinuante escena previa en la misma línea que apuntas, aunque me da la impresión (es mi modesta opinión) que el «pero algunos inocentes…» apunta justamente en la dirección contraria a lo que nos propones. Y de ahí mi despiste.
Gracias, en cualquier caso, por ese «preferería no hacerlo» casi cósmico, mitológico, que nos has proporcionado.
Un saludo.
El dios recobra su piedad al salvar a los pocos inocentes que aún no conocen la maldad humana. Si no, habría acabado con todos con fuego, como escribieron los fanáticos.
Gracias por tu agudeza
Juan M
Eva y Eduardo, he estado dándole vueltas al relato y, aunque entiendo que El Principito sea un elemento discordante, todo parte de la discordancia general que supone que el libro en que se basan los hombres ha sido escrito por ellos mismos, de modo que el protagonista, que se supone creador, no es sino una mera creación de los que se dicen creados por él. Así, las enseñanzas que el dios proponía al principio se han convertido en papel mojado, un papel del que se ha despegado el dios para, matando a sus creadores, cobrarse tantos años de calumnias, mentiras y de tomar su nombre en vano. Sin embargo, al no poder sustraerse a la bondad que le es innata, evita condenar a muerte pero deja solos a los hombres, por si acaso alguno es capaz de seguir el mensaje de un libro, El Principito, sin dioses ni castigos, sin mandamientos ni demonios. Un dios cansado y harto de sus devotos sigue siendo un dios, y decide calcinar a sus fieles o abandonarlos a su suerte. La vida eterna dependerá, entonces, de ellos, como dice Antoine de Saint-Exupéry.
Un saludo y gracias mil veces por haberme hecho pensar.
Juan M
A mi el Principito me parece un buen libro para seguir, mejor que biblias y coranes, pero me despistaba el hecho de que las manipuladas y desvirtuadas enseñanzas(mandamienos, teologías o lo que quiera que sea)de ese dios , por el que habían matado y todo eso, tuvieran como origen el Principito. Entiendo entonces ya, mucho mejor todo, incluido el apocalipsis light que se plantea por los inocentes que aún no lo habían leído. Muy bueno, Juan Manuel, tú no tienes la culpa de que yo estuviera espesa ;o)Mucha suerte y un saludo
De espesa, nada, que buenas veltas le diste al dichoso cuentito. Me ayudó mucho tu visión.
un saludo
Juan M
Pues a mí que normalmente soy un poco zote para entender según qué micros este me ha llegado a la primera, quizá porque el título me ha llevado derecha a la Biblia. Lo del apocalipsis flemático me parece un hallazgo feliz, el castigo final está mucho mejor que lo del fuego -porque si tenemos que arreglar todos nuestros desatinos nos queda trabajo duro por delante-, y la última frase es perfecta. Un saludo y enhorabuena.
Yo también prefiero los castigos sin fuego. Bueno, menuda controversia con un cuento.
Un abrazo
Juan M
Me ha gustado mucho Juan Manuel, tanto la idea de Dios «remodelado» por las criaturas y su pasotismo/flema, como la forma de contarlo: el narrador omnisciente de Dios, sus dudas, la frase final me encanta… humor sutil. El título me parece inteligente y como dice Ana, ya predispone a pensar en la Biblia.Por mejorarlo diría que se repite criaturas un par de veces y pondría EL en mayúsculas. Me he divertido, gracias
Quería evitar, aunque es casi imposible, que fuera la Biblia o el dios cristiano, de ahí las minúsculas. Pero el caso es que caí yo mismo en la herencia cultural y me puse a hablar como «Él».
Un saludo, María, y gracias por tus ideas.
Juan M.
Me ha gustado mucho el principio y el medio, Juan Manuel. Lo único que con ese fin que pones es que se sale del guión bíblico, quizá para sorprender, no lo sé. Lo veo a desmano.
Un abrazo.
Aléjate de la Biblia y todo será más congruente, porque no hablo del dios cristiano sino de los dioses en general, ficciones al servicio del hombre.
Un abrazo y gracias por tus ideas
Juan M
Bueno, Ana, veo que a este relato le ha salido toda una «teología» a la que cada uno le dio su versión. Coincido contigo y eso me calma, porque empezaba a dudar.
Un saludo
Juan M
Yo la verdad en ningún momento ví al dios creador de la biblia en tu relato, que te diré que me desconcierta un poco a la hora de situarlo sobre el contexto del mes,que es lo que preriría no hacer ese dios al que veneran sus criaturas,y que despues de dejarlos en la estacada aún siguen a su lado.
Puede que esté un poco espesa debido al calor y por eso no lo entiendo.
La verdad hace tiempo que leí el principito y no me acuerdo mucho, tendré que volver a leerlo este verano.
Un saludo
Puri
Supongo que ese dios preferiría no tener que hacer el tonto con ese perdón tan trivial; creo que habría preferido quemar a todos los que adoraron a un ente que, inventado por ellos, les impuso cordura sin éxito.
Supongo tantas cosas, que el calor es responsable de mi dudar.
Un beso, brisa del océano. No dejes de leer El Principito: allí está la clave.
Un beso a 29ºC de madrugada…
Juan M
Un relato para mi un poco extraño. Pero como me dijeron una vez, «siempre quedará El Principito», pues eso.
Saludos
Asunción B.
Siempre quedará, y que no falte, Asunción B, ese libro. Las cosas necesarias lo son porque, si faltan, se echan de menos. ¿Cuándo te apetece más comer sandía? En invierno, cuando no hay. Si el relato es extraño, no pasa nada: extrañaré los comentarios cuando falten.
Un beso noctámbulo a 32ºC
Juan M
Yo sólo quiero decirte que si suben las ventas de «el principito» tú serás el responsable.
P.D la lástima es que no te vas a llevar comisión.
je je je , ya me ha vuelto el humor.
Bueno, siempre me podrán dar la Legión de Honor por mis servicios en favor de la Francofonía.
Un beso, pulgas.
Juan M
Juan, me gusta este dios que se retira de su creación (en latín se llama deus otiosus o deus absconditus) y considera que el más atroz apocalipsis será soltar en total libertad a sus criaturas y dejar el mundo a la voluntad de ésos. Lo del Principito me parece un poco superfluo…
Suerte.
Gracias por pasarte, Nicoleta, y por ilustrarnos con tus ideas. La idea era precisamente la de presentar el tedio de un dios que cobra vida y descubre que sus inventores no merecen la menor clemencia, salvo los inocentes, que no conocen aún ni el gran libro de sus mayores ni el gran libro del que se sacan enseñanzas sin tener que militar en una fe a todas luces inoperante. De ahí la presencia de El Principito, para derribar la idea de que los libros religiosos son incuestionables.
Un saludo, Nicoleta.
Juan M
Hola, Juan Manuel.
Dibuja a un dios que dimite y deja que otros arreglen su desaguisado… Prefiero al Principito.
Muy buen cuento.
Saludos
El desaguisado, Towanda, es, en realidad, culpa de quienes inventaron un dios para acusarlo de todos los errores que ellos mismos cometieron. Así, no me extraña que se eche a un lado.
Gracias por pasarte y por tus ideas.
Juan M
Me interesó mucho la primera parte del dios creado por los hombres y que luego incluso matan en su nombre, artandolo a él.
El final también interesante aunque cada cual lo perciba con matices diferentes.
Saludos
Ya se sabe que uno los crea y los demás hacen de él lo que se les antoja. Hablaba de los relatos, por supuesto.
Gracias por aportar puntos de vista, Javier.
Juan M
Juan Manuel, aún con el riesgo de que nos quemen en la hoguera, al autor y a mí, me apunto a ese dios como dios manda. Fina ironía. Suerte en el purgatorio de fin de mes.
Que me quemen y que me borren del amor, pero que no me digan que dios es de lo que no hay, lo nunca visto, vaya. Me apunto a ti dios, Ximens.
Un abrazo
Juan M
Juan Manuel, quizás tu Dios como en el principito debía haber pedido que «pintaran un cordero» quizás si dejaran a otros, que no Dios, hacer un proyecto saldría todo mejor.
Abrazos y suerte
Maestro Montesinos, si pintáramos más corderos -en Pedraza lo asan que ni pintados- y me nos dioses, nos iría mejor, desde luego.
Un saludo, maestro
Juan M