JUL147. SIN RENCOR, de Rakel Ugarriza Lacalle
-Esto nos hace daño, demasiado, de manera que vamos a acabar cuanto antes. Ya hemos firmado la autorización, aunque seguro que no te gustaría saber lo poco que nos ha costado decidirlo. Mamá lo ha tenido claro enseguida, al igual que yo. Ni siquiera mereces que te dé ningún tipo de explicación, pero lo hago porque yo ya no tengo nada de lo que avergonzarme; al contrario, he intentado ser una buena hija y tú no has estado nunca a la altura. Mamá no quiere entrar a despedirse, de manera que yo lo haré por las dos. Descansa, papá, nosotras volveremos a dormir tranquilas. Ya no tendremos miedo. Nunca más.
Silvia sale de la fría habitación de hospital, abraza a su madre y, con un tono firme y seguro, se dirige al médico allí presente: «Adelante, doctor, ya puede desconectar las máquinas«.
Vaya contundencia. Me ha gustado, impresiona la situación por estar bien descrita.
Abrazos
Un relato muy directo sobre «la mano amiga», sin sentimentalismos, como debe ser ese acto de humanidad.
Un saludo
Juan M
Terrible situación. Parece que para ellas llega por fin la liberación de una situación terrible. Se intuye muy bien que este padre era un maltratador. Mejor dejarlo marchar, así sin rencor. Un abrazo. Gloria Arcos