JUL15. ÓRDENES SON ÓRDENES, de Virtudes Torres (Servitud)
AYER:
La orden era tajante.
Yo, soldado raso, obedecí, aunque mis sentimientos estuvieran en contra de mis acciones.
Llegué hasta el barracón donde se hacinaban los hombres mayores de treinta años. Eran los que no servían para los experimentos que se llevaban a cabo en el sótano.
Estaban demasiado esqueléticos, demasiado viejos para las perrerías a que eran sometidos los más jóvenes.
Se estudiaba todo; boca, ojos, reflejos de los nervios, resistencia y tolerancia al dolor, pero lo que más gustaba a los científicos (verdugos, les llamaba yo) era investigar con el sexo.
Amputaciones, abortos, era el pan nuestro de cada día.
Después cuando no servían…, como a los otros, con un paseo y una ducha gaseada todo concluía.
Yo era el ejecutor. Prefería no tener que hacerlo. Pero callaba y obedecía las órdenes.
De camino a las “duchas”, me cruzaba con otros compañeros, sabedores de mi tarea. Las miradas se cruzaban, y una sonrisa cómplice, lo decía todo.
Yo, -cuando veía a un alto mando-, aprovechaba si uno de los desgraciados andaba remolón o se caía, para atizarle una patada acompañada de algún exabrupto.
HOY:
Preferiría no hacerlo, pero mis remordimientos piden que apriete el gatillo contra mi sien.
El individuo sometido a la manada es capaz de ignorar lo que, en soledad, lo aterraría. Brutal.
Juan M
Un micro con una idea muy potente: obligado a hacer algo en contra de su voluntad sin poder escapar ni a la orden ni a los remordimientos. Creo que el relato ganaría , impactaría más eliminando las dos referencias que haces sobre sus propios sentimientos, es decir narrar lo objetivo y al final con sus actos se descubre sus sentimientos y remordimientos, lo digo como crítica constructiva ¿Qué opinas?
Hola Juan Manuel.
A veces, muchas veces, para caer bien, reaccionamos de una forma diferente a como pensamos.
Sobre todo si quien está por encima nos impone sus leyes, y nos hace seres débiles.
un saludo.
Querida Mel:
Gracias por tu comentario. Muchas gracias. Y en cuanto a tu crítica constructiva, la acepto.
Por lo general me gusta terminar mis micros con un giro inesperado
o con un final abierto.
Este estaba ahí y ha salido como él quería. No me ha dejado hacer a mí.
Un abrazo.
Una situación mala en cualquier caso, o antes o después tenía que acabar así, si desobedecía sería ejecutado, como uno mas de los prisioneros, y si obedecía, ya se sabe cómo acabó, presa de su conciencia.
La sinrazón conduce a eso.
Buen relato, te felicito.
Asunción B.
Hola:
Gracias Asun, por leer y comentar mi relato.
El hombre es un ser débil por naturaleza. Sobre todo si por encima hay otro con más odio/fuerza que él.
Sería muy interesante saber cuántos tuvieron remordimientos como tu personaje.
Un abrazo
Ojala y el ser humano aprendiera de sus errores.
Pero sólo hay que recordar el refrán: «El hombre es el animal que tropieza dos veces en la misma piedra.»
Un abrazo.
Hola Ana:
He equivocado mi respuesta y la he puesto en la de Javier en vez de en la tuya.
je, je,
con estos calores…
Pero no importa pues viene bien para los dos.
Gracias por leer mi relato. Un saludo.