Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

Single Blog Title

This is a single blog caption

JUL16. CRUZANDO EL CORAZÓN, de Blanca Oteiza Corujo

Aquella mañana tomé el ferri que une las dos orillas a una hora temprana, cuando la bruma abraza el agua en un baile silencioso. Miré algún asiento libre, mas tan sólo pude divisar uno junto a una anciana mujer. Me senté a su lado, reconozco, con cierta reticencia, pues vestía unas ropas viejas y su cabello hacía mucho que no visitaba una peluquería. Los primeros minutos ni tan siquiera le dirigí la mirada, no fuera a ser que le diera por conversar a la mujer. Absorta en los rostros del resto de los pasajeros intentaba entretenerme. El viaje era largo, y la mujer comenzó a hablarme. La mujer fue contándome su vida, de cómo de haber sido una bella joven, con toda una vida prometedora por delante llena de sueños e ilusiones, pasó a ser una anciana solitaria que ya no soñaba ni bajo las estrellas de la noche. El barco atracó y de pronto advertí un montón de asientos vacíos a mi alrededor. Acompañada de la anciana pisé de nuevo suelo firme y con una despedida afectiva giré sin mirar atrás. El viaje me enseñó, que no hay que fiarse de la primera impresión sin conocer el corazón.

6 Responses

  1. Anonymous

    Como ahora impera, y probablemente siempre fué asi, tanto tienes… tanto vales. Todos sabemos que es falso pero…
    ¡Felicidades por el relato!

    1. Anonymous

      Blanca, me ha gustado de tu relato esa sinceridad: «Ni siquiera le dirigí la mirada, no fuera a ser que le diera por conversar a la mujer»…
      ¡Cuántas veces, hacemos eso!
      ¡Ay, qué sociedad más «limpia» y tan «sucia»!
      ¡Qué pocas veces somos auténticos!
      Sólo los borrachos y los niños dicen las verdades.
      Un saludo, Blanca y suerte con tu relato.

  2. Lo difícil que es abstraerse del aspecto para juzgar a los demás…Un cuento con moraleja, como los de antes, como los que podría haber contado la anciana de tu cuento…

    Saludos

  3. María Elejoste

    Relato muy sincero y con moraleja. Todos sabemos que hacemos mal y juzgamos alegremente y no nos damos cuenta que quízás, algún día, seremos nosotros los deshechados, los parias. Me gusta la perspectiva de que el narrador esté en primera persona no sea un personaje «blanco».

Leave a Reply