JUL21. GULA Y LUJURIA, de Inés Zapirain López
Cada amanecer te comía a bocados. Mis mañanas, con tu sabor dulce en mi boca, eran más fructíferas y alegres. Aún recuerdo aquel día que, de camino al trabajo, saboreé con fruición un trozo generoso de tus glúteos firmes. Aquel trasero color melocotón me duró una semana. Tus brazos endulzaron mi boca un mes, y, aquel apéndice largo y sonrosado me acompaño una larga y tediosa tarde de domingo.
Mis dientes arrancaron numerosos bocados dulces de tu cuerpo de colores vivos. Hoy, sin embargo, ya no me queda nada de ti. Ayer acabé con el último trozo. Intenté mantenerlo en mi boca por tiempo indefinido; pero se fue deshaciendo al roce de mi lengua, dejándome sumida en la duda: ¿tendría que volver a hacerlo? Si quería conseguir otro cuerpo como el tuyo, sí. ¡Menudo fastidio!
Hoy vuelvo a perfumarme para mi encuentro con Ángel, el confitero. Le gusta el olor a freesia y la ropa interior de encaje negro. Tras nuestro encuentro, él creará otro dulce para mí. Una gominola gigante que hará mis delicias durante un largo periodo de tiempo. Aunque tengo que pedirle que cambie de molde; estoy harta de comerme las dos versiones de su cuerpo.
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Esta chica es una golosa, espero que no sea diabética. Me ha gustado, ¡suerte!
Saludos.
Si es que es verdad, ¡ habiendo tantos moldes¡ . Buena y dulce historia, que no empalagosa.
Suerte, y un abrazo.
Siempre escuché desde chico que contra gula, lujuria (pero no al revés). Junto a la pereza, esos mal conocidos placeres son el pilar del bienestar del hombre de la calle.
Muy divertido.
Juan M.
Inés, tu prota es un poco fresca pues quiere cambiar de molde, el pago le parece un fastidio y saborea mejor el dulce que la carne.
Pero más que cambiar de molde, tiene que cambiar de modelo.
Como este mes siga así, no vamos a poder comer ni una nube, ni ducharnos, ni estar con la suegra ni subirnos a una columna.
Un beso golosón
Humm no sé que me despierta má stu relato, Inñes, si la gula o la lujuria. ¡Y es que soy muy golosa! ¡Suerte!
Esa frase hecha de «no se si tirarme al tren o al maquinista», desde hoy cobra otro sentido. Comerse al confitero y sus «dulces»!! Gula, lujuria y esperanza nuestra, así, después de desayunar. Cómo empieza la mañanaaaaa!!!
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Inés… se nota que has disfrutado de tu relato tanto o más que la protagonista. Muy divertido, te deja un regusto dulce en el paladar, ja, jaaaa!!!
Enhorabuena y mucha suerte!
Muxu bat
Marta
Entre vicio y canibalismo anda el juego, si no he entendido mal. Hablas de cuerpos y contactos, pero la frase «Aún recuerdo aquel día que, de camino al trabajo, saboreé con fruición un trozo generoso de tus glúteos» me despista mucho por el choque con el resto del relato.
Un abrazo.
Inés, tu relato da mucha gracia has tenido una muy buena idea. En junio te dejé en tu cuento un comentario en iconosgriegos . com está mi email o mi teléfono necesito tu dirección para mandarte el paquete. Un fuerte abrazo amiga, Sotirios.
La mezcla de pecados de tu relato me ha gustado muchísimo. ¡Suerte!