JUL33. CADENA LABORAL, de Lautaro Tochi
Imagino un hombre, su nombre es Luis, no tiene más de cuarenta años, casado, dos hijas.
Hace varios días que no se afeita, tiene la cabeza gacha y canas tempranas por maltrato laboral.
Luis imagina que es lunes, arremanga su camisa, afloja su corbata, ingresa al despacho de su jefe y se revela. Sonríe.
El jefe se llama Carlos, a veces le dice Luis, pero cuando está Jorge prefiere llamarlo “el de administración”.
Carlos imagina que trepa, pisa un par de cabezas (parece que no las ha visto) y comienza a subir. Llega a lo más alto, allí lo espera Jorge, se estrechan la mano. Jorge le da una palmada en la espalda. Carlos sonríe.
Jorge es el jefe de Carlos. No sabe de nombres ni de hombres, le enseñaron que el corazón es de cartón y que se alimenta del metal.
Jorge imagina números. Sonríe
Imagino que es lunes, Luis entra a su oficina, sigue sin afeitarse, ha arremangado su camisa y ni siquiera lleva corbata, mira de reojo el despacho de su jefe, recuerda a sus hijas, prefiere no hacerlo. Finge que sonríe.
Qué bien has reflejado esa cadena de humillaciones y los diferentes deseos de cada eslabón, con ese «imagino»
hey! que gran sorpresa me has dado! me gustó leerte, como siempre. Pero mucho más ver que animás a publicarlo :). Un abrazo.
Me gusta mucho este relato. A quien no le paso alguna vez?
Lo dicho arriba, dejas lo accesorio y te vas a lo esencial de la renuncia a ser uno mismo y convertirse en el que te ordenen pero pisando a otros. Esta frase me ha gustado mucho, además: «le enseñaron que el corazón es de cartón y que se alimenta del metal.»
Que triste es dedicar gran parte de nuestra energía en algo que no nos gusta. Por eso hay que seguir al corazón y evitar que se convierta en cartón.
Muy buen relato
Abrazos !!!