JUL34. EL AUTOBÚS DE MADRUGADA, de Teresa Oteo Iglesias
Aquella noche volví a abandonar mi cuerpo. No lo hacía por primera vez, ya no me asustaba, simplemente me dejaba ir.
Esperé en el portal, todo permanecía tranquilo, era de madrugada y sólo se veía a algunos jóvenes que volvían a casa.
Pasó mi autobús, lo reconocí sin problemas, me subí, di las buenas noches al conductor y me senté emocionada y nerviosa. No estaba sola. Había más viajeros en el vehículo.
Por fin llegamos a la siguiente parada, las puertas se abrieron y allí esperaba él, de nuevo, con su sombrero de fieltro gris y su gabardina, tal y como yo lo recordaba. Subió al autobús, saludó al conductor y se sentó a mi lado.
No sé durante cuánto tiempo hablamos ni cuánto duró nuestro recorrido, pero poco a poco el autobús se fue quedando sin pasajeros.
Amanecía…
Sólo estábamos los dos cuando el conductor paró y mi abuelo me dijo:
– Es tu parada, los vivos os bajáis aquí.
Y volví a ocupar mi cuerpo.
Aún con cierto reparo, creo que me gustaría saber dónde para ese autobús.. Un final sorpresa.
Saludos
Paloma Hidalgo
Muy original ese encuentro entre vivos y muertos en un viaje!!
Muy bonito y original. Creo que leí algún otro relato con el personaje que salía del cuerpo ¿eres tú? si es asi, el de esta vez está muy logrado. Un saludo.
No, ese relato no era mío.
La verdad es que ese autobús yo creo que nos gustaría cogerlo a todos en alguna ocasión.
Muchas gracias.
Un saludo.
como no Teresa… ¡cuanto me gustaría poderme escapar por ahí!…
pero con la condición de poder regresar porque no hay mas que una sola vida…
volver a charlar con nuestros muertos… por desgracia el envejecer conlleva el aumento de ellos…
me gusto tu relato por su contenido y su aparente verosímil…
Un relato original, por el acceso del personaje a un mundo intermediario, entre la vida y la muerte.
Un abrazo.
Original e imaginativo, claro que sí, y afortunada de tener billete en este autobús. Me hace sonreir.
Gracias, la verdad es que seríamos afortunados de poder viajar en él.
Un abrazo
A mi también me gustaría poder subir a ese autobús porque se quedaron muchas conversaciones pendientes con los seres queridos que nos dejaron para siempre pero que aún viven en nuestros sueños.
Enhorabuena por tu relato Teresa, un saludo.
Muchas gracias, así es, quedan muchas cosas por decir cuando un ser querido nos deja para siempre.
Un beso