JUL42. EL DESEO, de Asun Gárate Iguarán
Mi viaje duró cuarenta días. Pero no fui a ninguna parte. Permanecí inmóvil, en una cama de hospital, atravesada por sondas y tubos conectados a máquinas. Con los ojos cerrados y la conciencia dormida.
Sin embargo, cuando desperté recordé haber estado muy lejos de allí, asomándome a un abismo, y al borde del espacio y las estrellas donde dicen que vive Dios.
También estuve muy adentro de un océano helado, y de mis propias profundidades, mis tripas, mis pulmones, mi corazón…
Fue un viaje a la oscuridad, al miedo y al dolor del que volví con la absoluta certeza de que La Vida me ofrecía algo y me obligaba a algo. Me daba la oportunidad de cumplir mi deseo más antiguo y oculto; y me recriminaba por no haberlo hecho antes, pues sólo atendiendo a ese deseo mi vida adquiriría su auténtico sentido, el que hace que la vida de uno merezca la pena de verdad.
Aquel deseo que yo llevaba traicionando toda mi vida era el deseo de escribir.
Salí del hospital y desde entonces escribo.
Y, aunque arrastro una pequeña minusvalía, juro que soy feliz y que me alegro muchísimo de haber estado a punto de morirme.
Un viaje hacia las sombras que termina entre luces…Me gusta.
Saludos.
Paloma Hidalgo
Asun, ¡es una pasada tu relato!. Genial, genial.
Un relato fantástico, sobre la importancia de dar vida a nuestros sueños.
Muy bonito Asun.
Un viaje que cuendo sea el designado no tendra retorno
Muy buen relato
Un abrazo
Me alegra que seas feliz y que nos lo cuentes y además de que sepas cual es tu motivación en la vida y la sigas.
Felicidades.
Sencillo y conciso 🙂 me gustó el relato. Es en las situaciones límite cuando nos ponemos a reflexionar realmente sobre nuestra vida y el sentido de la misma.
Un beso 🙂
Asun, muy bello relato. Me ha gustado esa sinceridad de los sueños sin cumplir y el viaje con retorno con final feliz.
Saludos, Blanca
Muy bien Asun, has estado acertada en no abandonar aquella pasion que siempre tuviste.
Creo en la idea que, aveces, las enfermedades son signales del destino, a los cuales tenemos que prestar atención; una puerta que se cierre deja espacio para nuevo camino. Me gustó tu relato, Asun.
Un abrazo.
Asun, enhorabuena, por el micro, y gracias, especialmente por «Vida me ofrecía algo y me obligaba a algo». Es como si lo hubieses escrito directamente para mí. Tenemos algo en común, yo siempre he escrito, pero para mí, como terapia, con pseudónimo, sin creérmelo… Desde otra muerte, lo hago abiertamente, siempre quise hacerlo, en realidad lo necesito. Los deseos que no se cumplen se convierten en úlceras emocionales, solo te diré : levántate y escribe!!!!!