JUL56. THE HORROR, de Ana Fúster
La primera vez que el jovencísimo soldado inflige la penúltima vejación altotecnológica al prisionero inmovilizado y hecho un guiñapo del campo de concentración que se construyó en el extranjero para que los detenidos en él no puedan gozar del derecho a la presunción de inocencia que les otorgaría la Constitución del país si dicho campo estuviese en territorio nacional y cuyos derechos tampoco están protegidos por la Convención de Ginebra puesto que su estatus es el de combatientes enemigos ilegales acusados de pertenecer a una organización terrorista que ha perpetrado los mayores atentados de la Historia tras ser fundada en los noventa por un joven entrenado en una de las bases que Occidente financió con generosidad a fin de propiciar la derrota de los invasores de un subsuelo con las mayores reservas de litio del planeta quizá preferiría no hacerlo. O sí.
Uf, me quedé sin respiración en esta sofisticada tortura.
Denso y lleno de detalles.
Abrazos, Ana.
Iba a comentar, pero me voy a beber un vaso de agua…me he ahogado, jajajaja. Me has obligado a leerlo tres veces….esta claro que este es el mes de la «obediencia debida». Ojalá a mi me saliera algo tan original…
Lo mismo digo, alguna coma que otra…
Juan M
Y dijeron que Guantánamo se iba a cerrar, ja ja
Y dicen que ha perdido caché ja ja
Y dicen que la gente ya no le quiere ja ja
Ana tu lo has dicho The Horror
Un beso
En mi opinión el texto agota y nos obliga a pausar, quizás, de manera errónea.
Apuesta fuerte la suya con un micro sin comas ni puntos.
Suerte.
Hismael.
Benedetti, Cortázar, Delibes… Y ahora Ana Fúster. Magnífico. Aterrador. Agobiante. Para mí, ya has ganado aunque no puedas. Te hago la ola y punto.
Aquí nunca haremos eso. Aquí siempre estaremos en contra. Aquí no podrán demostrar nada. Aquí defendemos los valores pátrios. Allí, vaya Vd. y pregunte.
Mi voto si puede ser.
Aquí tiene todo su valor el relato de Javier Sánchez Campos titulado «La coma» (ENTC JUL 36)
Un beso
Juan M
Ana, tanta información dolorosa, llena de verdad, deberia ahogarnos más que este relato sin comas; lo cierto que nos acostumbran a todo tipo de noticias y ni las filtramos; las tragamos así de corrido, apenás sin desmenuzarlas. Un abrazo y suerte; hasta otra Ana.
Valiente y magnífico, en todos los sentidos. Y no, yo creo que no necesita comas, de lo contrario sería otro relato.
A mí, curiosamente, esa falta de signos de puntuación me ha dado tal sensación de monolitismo, que inmediatamente me ha venido a las mientes el «pensamiento único». Por eso, según lo veo, el sintagma «prisionero inmovilizado» está acompañado por un larguísimo, agotador, horripilante (The Horror) sintagma adjetivo, impuesto por el pensamiento único: esos prisioneros son lo que el sistema nos dice que son. Ana F. ha sabido verlo y nos lo ha descubierto. Y su «jovencísimo soldado», me temo que también.
Enhorabuena, y gracias por tu micro, Ana.
Un fuerte abrazo.
Entiendo la ardorosa defensa que haces del relato, ya que a cada uno puede sugerirle una cosa distinta, como a ti el pensamiento único. Una observación sobre la puntuación, que es una cuestión académica, no debe convertirse en una negación de su vigencia: «Y no».
Un saludo
Juan M
Sólo dos puntos: los del relato y que me gustó.
Saludos.
Buena denuncia de una promesa incumplida. Gloria Arcos
Muchas gracias a todos por pasaros a leer y por el tiempo que os habéis tomado en comentar el relato, si es que se puede llamar así. En poco más de una semana he visto un documental sobre el uso de la música como método de tortura por parte del ejército estadounidense, he leído un largo artículo de la BBC sobre lo que se ha dado en llamar «tortura light» (¡¡¡!!!) y otro de El País sobre cómo se está alimentando artificialmente a los presos de Guantánamo que están en huelga de hambre, y el efecto de todo eso en mí ha salido en este texto. La ausencia de comas en este caso no es un fallo de puntuación, sino que ha sido completamente consciente y buscada, y no es una floritura estilística vacía: pretende que el lector comparta, aunque sea un segundo, la asfixia y el agobio del preso sometido a esas aberraciones. A algunos os ha llegado así, y con eso y la mínima denuncia que este texto pueda significar me doy por satisfecha. Por cierto, si alguien está interesado en alguno de los artículos o el documental decídmelo y pongo los enlaces. Saludos y perdón por el tocho.
Ana, quedaba clara la intención del relato y la de quienes, como yo, reclamábamos comas, pero no como recurso académico sino como terapia de reanimación, lógicamente en un tono distendido que no buscaba la menor beligerancia.
Perdón por abusar de tu territorio.
Un saludo
Juan M
Pues si he dado sensación de beligerancia en el mensaje anterior es que me he expresado muy mal, así que pido disculpas. Sólo pretendía explicar por qué lo había escrito y por qué de esa forma. Para nada has abusado de ningún territorio, una de las cosas maravillosas de este blog es que todo el mundo puede opinar, y con contadísimas excepciones los participantes siempre intentan ver el lado bueno de cada relato, además de dejar críticas constructivas. Yo he aprendido mucho de algunos comentarios que me han escrito los compañeros. Te agradezco mucho los tuyos y te ruego que me los sigas dejando en el futuro. Saludos.
Esa beligerancia no viene de ti, Ana, sino de algún comentarista.
Un saludo
Juan M
Yo creo que todos los presentes hemos sentido la ausencia de puntuación como recurso literario que por cierto funciona con éxito. Enhorabuena Ana
¡O2! ¡HELP! ¡O2! 🙂 Felicidades, Ana. El efecto asfixia y la denuncia las has trasmitido de maravillas. La lectura logra ahogarte hasta hacerte partícipe de la crueldad de la denuncia ¡Felicidades! Besos.
P.S: Ahora no vendría mal una semanita de Animal Planet o National Geographic. 🙂 Un abrazo.
Consigues un impacto genial con todo un relato sin pausas. La denuncia se hace fuerte al mismo ritmo que nuestra respiración al leer.
Y las dos últimas palabras, O sí, ponen un final impecable.
Felicidades.
Asunción Buendía.
Ana jamás esperaría de ti un fallo de comas, es evidente tu intención, que se aprecia nada más empezar a leer. Me dejas sin aliento y con un mensaje que rebota en mi cabeza insistentemente. Es sangrante. El cierre, un lacre. Perfecto. Un abrazo.
Ya te lo habrán dicho antes: es un relato que conjuga el mensaje con el agotamiento respiratorio. Desde luego, un diez por este buen acople estilístico, Ana. Dejas sin respiración por ambas cosas.
Un abrazo.
Muy bueno, la falta de comas no es una presunta coquetería de la autora. O no.
Ja ,ja, ja…Unos de mi aficiones es la pesca submarina. Siempre lo sabía que mi resistencia bajo de agua (aguando tres minutos, es difícil de creer pero es verdad) un día me iba a servir. No tengo la más mínima duda que soy el único que leyó el relato en un tirón. Ana, muy conseguido tu propósito. Un fuerte abrazo, Sotirios.
Ana, conmigo has conseguido tu propósito.
Enhorabuena por tu relato reivindicativo.
Un saludo, que tengas suerte
La propuesta en la forma -aunque los maestros la trabajaran, no resta mérito en su dificultad- no es sólo una pirueta técnica, también nos muestras que hay presente una historia en este número 56 de Julio. Un saludo.
Magnífica tu idea de no puntuar para que el lector sienta, en alguna medida, el ahogo y la impotencia que tu relato refleja. ¡Enhorabuena Ana!
¡Qué buen relato, Ana! ¡Qué bien se ajusta forma y contenido! Hay que denunciar estos hechos, siempre por activa y por pasiva, aunque nos quedemos sin aire.
Saludos y un fuerte abrazo.