JUL60. SE ACABÓ, de Adriana Cersósimo
El viento helado se colaba por las rendijas de la ventana. Ululaba entre los árboles de la calle que llevaba hasta la casa. Acostada hecha un ovillo escuché las doce campanadas. Mi mano transpiraba sudor frío. Sentí la llave penetrar en la cerradura, sus pasos inequívocos chocándose todo lo que encontraba en su camino. Lo imaginé sobre mí. Su lengua lasciva, oliendo a alcohol. Sus manos ásperas, torpes, golpeándome de nuevo. Preferiría no hacerlo, pero mañana saldré en los diarios. Y apreté firme el mango del cuchillo que tenía bajo mi almohada.
Terrible decisión. Duro relato que una vez más nos trae la terrible realidad de los malos tratos. Un abrazo. Gloria Arcos
Una nueva crónica de una muerte anunciada, en este caso la del abusador.
Saludos. Asunción.
qué lindo encontrarte por acá viejita! Qué triste historia narrás, un tema que te ocupa hace mucho tiempo, el de las víctimas de la indiferencia. Un abrazo.
Gracias querida hija!Muchas gracias a todos. Interesante espacio para expresarse.
Abrazos!!!