JUL70. VIAJE POR UNA TAZA DE TÉ (Fantasía de un navegante), de Nicoleta Ionescu
Por la taza de té viajé, hacia la lejana costa de porcelana rosada, posada en la redonda bahía; sin guía, sin brújula alguna, sino el farol de la luna. Mi barca esculpida con infinita minuciosidad en un grano de arroz dibuja a sovoz escamas caligramas en las espaldas de dos dragones azulados, entrelazados.
En este hondo mar de té transparente, un negro leviatán cayente gira en torno de tu sonrisa pendiente de la reflexión de tu retrato pintado en el fondo de la taza de té perfumado, verde-dorado.
De pronto, tus labios se acercan a mí, el mar se estremece y siento las olas derrumbándose… Ya no sé… qué será de mí… de ti…
Vamos a quedarnos así, inmortalizados en esta estampa de seda, esperando la noche en la vereda, tú descansando en un columpio de bambú y yo… preguntándome si me amas o no, esperando, en mi barca de arroz, oír de tu voz la nunca pronunciada respuesta… Enciérrela en tu cesta, junto al azúcar y al limón, hasta la próxima, incierta ocasión de tomar los dos una taza de té, – como lo soñé – en un retirado rincón, de un pabellón, en algún remoto jardín de Japón…
A través de las imágenes que describes, de los sabores y perfumes, has conseguido atraparme. Encierra mucha pasión este poema, y mucha fuerza contenida en una taza de té. Una taza de té, qué inspiración tan sencilla.
Precioso. La poesía me resulta complicada de leer, este cuento no.
Un abrazo.
Muchas gracias, Susana, me alegro de que te ha gustado este producto literario que a mí me produjo muchas dudas.
Se parece que este mes mi voz épica se fue de vacaciones, o se durmió en algún lugar y mi voz lírica, en general más tímida pero más caprichosa, aprovechó la ocasión para erguir la cabeza. Como se nota facilmente, este «relato» no es de nada un micro, no respeta ninguna convención del género. Nació de un poema más largo, pero la costumbre de cortar palabras hasta a 200 fue tan fuerte, que empecé a cortar y a cortar, hasta que salió este…?!! Resistí dos semanas sin publicar tal cosa desvariada, pero al final perdí la lucha: el «relato» fue extremadamente obstinado y quiso ser publicado… sea lo que sea…
Abrazos.
Mira, no sé bien a bien de que va la historia, pero dibujas imágenes muy delicadas, tienen magia las palabras y dotas de vida y poesía los colores y los aromas.
Eso, se llame como se llame es algo muy valioso, como la fina porcelana y el fragante té.
Felicidades por colgar esa estampa, a la vez tenue y luminosa.
Gracias, Antonia, por leer y comentar mi poema en prosa.
El tema de este mes, el viaje, me pareció muy dificil, no se porqué, y por eso evadí un poco en el Oriente extremo, que siempre me fascinó.
Un abrazo.
Pues sigue fantaseando Nicoleta, que se te da muy bien, pero que muy bien.
Un saludo
Paloma Hidalgo
Muchas gracias, Paloma, me sorprenden tantos comentarios positivos…
Abrazos.
Poesía relatada. Con rimas y todo. Viaje al fondo de una taza de té. Muy original, Nicoleta.
Abrazos variados.
Muy exacta observación, Lola. Estoy conciente de que no todo lo que es original es apropiado. Pero sentí la necesidad de compartir este otro lado mío con mis potenciales lectores y, como no hay aventuras sin riesgos… ¡sea lo que sea!… así como respondí arriba, más detallado, a Susana R.
Un fuerte abrazo.
me gusto mucho tu viaje en una taza de porcelana china…
mi padre nos trajo, a su vuelta de la guerra de indochina, un servicio de té con dragones, estos rojos, y en el fondo de la taza, cuando acabas de tomar el té, puedes ver en transparencia la cara de una… japonesa parece mas bien que es… el paisaje es de pagodas y arboles, voy a averiguar si no habría algún barquito como el tuyo, no seria de extrañar… ¿y unos enamorados?…
también se puede viajar en los dibujos de la cortina, las manchas de humedad de la pared, las nubes que pasan encima tuyo…
¡¡Ay cuantas historias podemos llegar a contarnos!!… lo has hecho de maravilla Nicoleta..
Kistila, me alegro muchísimo de que la taza de mi relato tiene correspondéncia en uno de tus objetos familiares; yo tengo también un par de tazas de té chinas, pintadas de colores vivos, que representan a unas mujeres que descansan en un jardín, tocan unos instrumentos, toman té etc.; no hay dragones, pero hay bambú, flores, pájaros… en el fondo de la taza hay el retrato de una niña; me da una sensación de calma cada vez que bebo de ella. Pero, si me crees, mi fuente de inspiración fue muy diferente, no sé como llegué a Japón y a las estampas de seda… Gracias de nuevo por tu comentario.
Un abrazo.
No soy muy dado a los análisis y las cíticas, sin embargo te diré, Nicoleta, que tu viaje son muchos viajes, son cercanos y lejanos, internos y exteriores, azules, blancos y anaranjados. Y me han transportado. Gracias por tu viaje, y gracias a la persona que me incitó a leerlo.
Gracias, Marcos, por tu comentario, me alegro mucho de que encontraste tantos viajes en mi pequeña taza de té.
Gracias, también, a la persona (?) que te propuso a leer mi «relato».
Un saludo.
Nicoleta, no te lo creerás, pero me lo he leído varias veces y en cada una, he encontrado diversos matices y sensaciones que me han gustado mucho.
Un beso de Epífisis
Muchas gracias, Epífisis. Un relato puede ser como un juego, al que el lector sienta la necesidad de jugar más. Me alegro de que te ha gustado.
Un abrazo.
Precioso, Nicoleta!
La lectura te va meciendo, como ese columpio, va navegando en ese te oscuro… que tiene vida propia, la taza, el dibujo… una oda al amor personificado en una acción cotidiana, pero en este caso, prácticamente sublime.
Ha habido un momento que me ha recordado a «Seda», cuando la mujer oriental (no sé si al final era china o japonesa) prepara el té, que entraña todo un ritual de seducción también, ¿no?
Hermoso, en una palabra!!!
Suerte y zorionak (felicidades)!!
Un abrazo
Marta
Té, con tilde, perdón…
Aquí, la sacafaltas de los demás…
Marta
Muchas gracias, Marta. El Oriente es una zona estética muy atractiva, de veras. Me alegro de que el relato te recordó aquellas imágenes.
Un abrazo.
Para qué buscar para tí palabras hermosas, si tú ya las has dicho todas?. Delicioso bajar por el tobogán que desde el principio nos propones. Todos queremos más de 200. O es que produces adicción? un beso.nieves
Gracias, Nieves, por tu comentario. Sí, ¡las 200 dan adicción!
Un abrazo.
Tu relato es pura poesía.
Enhorabuena y suerte.
Un beso
Gracias, Inés, enhorabuena a ti también.
Un abrazo.
Me encantó Nicoleta, una poesía hecha relato y una taza de té convertida en mar. Esos aromas…
Suerte y un abrazo.
Gracias, Yashira por leer y comentar.
Un abrazo.
Un gran viaje a los sueños del amor en una pequeña taza de té… qué grandes son las cositas pequeñas!!!. No soy yo muy de poesías la verdad, pero me has gustado y eso, creéme en mí es la bomba. Sorbito a sorbito me has endulzado esta noche de domingo.
Muchas gracias, María, me parecen más valiosos los comentarios de los que no leen regularmente poesía, como el tuyo.
Bravo Nicoleta. Muy original y entrañable.
Gracias, Mercedes. Un abrazo.
Nicoleta, funciona. Lo he leído tres veces y cada vez más rápido. Es música, es tintineo de canción infantil que mantiene a los pequeños con sus ojos abiertos mientras tu lo recitas haciéndo muecas con tu cuerpo.
Lo he leido una cuarta vez y sí, funciona, es una canción de «rap». Es puro ritmo. Pruébalo.
Un abrazo.
¿Un nuevo comentario? ¿En agosto? ¡Qué sorpresa! Grácias, Jesús, eso con el rap me sorprende pero ahora pienso que tienen común los ritmos «quebrados», no regulares, específicos. Japón, rap… ¡viva el multiculturalismo! Un abrazo.
Belleza infinita. No me canso de leerlo!
Gracias por compartirlo.
Te envío un abrazo, sentada en el borde de mi taza de té.
Eugenia