110. Julio Bioy Casares versus Adolfo Cortázar (Juancho)
La inamovilidad de las palabras, cosidas como reos al papel en el que viajan impresas, le proporcionaba largas horas de inútiles reflexiones. Para él los cuentos se convertían en galeras. Una novela en un penal atestado de reclusos. Veía en cada estrofa una prisión. En cada verso una lata de sardinas. Leer significaba una tortura, y la gramática el azote de sus ansias redentoras. Enfrascado en sus enfermizas cavilaciones no vio la bicicleta hasta que la tuvo encima. Entonces se ralentizó el tiempo, se hizo el silencio y, como el mismo Neo en Matrix, pudo verse girar en el espacio, rodar por el suelo a la chica que lo atropelló, y cómo, de los libros que él llevaba en la mano y ella en la cesta de la bici, escapaban letras, palabras, frases que se intercambiaban al caer, descolocadas y libres, en páginas equivocadas. Así, expresadas las debidas disculpas por ambas partes, pudieron, camino a casa, gozar con la lectura de El héroe de la señorita Cora, Instrucciones para una muñeca rusa o Casa celeste. Solo cuando estaba a punto de llegar notó que había perdido las llaves. Nunca le abrieron, a pesar de reconocer en él un aire familiar.
Qué fabuloso, brother. Te lo has tenido guardadito en la recámara para darnos el tiro de gracia. Y resucitar a dos grandes. Felicidades, un abrazo.
Uff!!!! Menos mal que lo he solucionado gracias a un tutorial que me dio Conchi García hace unos meses, pero no podía comentar. Gracias hermanita, la verdad es que han sido fichajes de última hora aunque inscritos a tiempo. Besossss!!!
Has aguantado a rueda todo el recorrido para, en los últimos metros, lanzar el tubular hacia adelante y regalarnos esta entrada en metal al sprint. Un relato que es todo un golpe de efecto, que no podía faltar en un experto practicante de la magia de las letras y del deporte de los pedales.
Suerte y un abrazo
Querido amigo Ángel he tenido que dar un golpe de riñones pero para no llegar fuera de control, más que otra cosa. Muchas gracias, siempre es un placer leer tus comentarios y un lujo ser merecedor de ellos. El relato está basado en una experiencia personal, aunque esta vez no era yo quién pedaleaba, jajaja… un fuerte abrazo!!
Juancho, pormenorizada ambientacion y valiente presentacion de situaciones extraordinarias. Suerte y saludos
Gracias Calamanda, lo de valiente me gusta mucho. Besosss!!!
Fantástico cierre con tu relato. Nos regalas imágenes de un atropello en el que no solo nadie sale herido si no que además bailan las letras, las palabras y las frases, además las hemos visto ralentizadas para gozar más de ellas. Buen final.
Abrazos y suerte Juancho.
Muchas grcias Mª Belén, la cámara lenta es muy agradecida, se aprecian mejor los detalles. Besosss!!!!!!!