JUN03. MUDANZA DE VIDA, de Eva García Martín
Un viento cálido cargado de humedad marcó el momento: la gata dejó de amamantar a sus crías.
Al más pequeño le costaba renunciar al tibio alimento y aún la seguía a todas partes… hasta que una noche despertó aterido y empapado: El viento que trajo la lluvia, se llevó a su madre definitivamente.
Vagabundeó por las calles hambriento y sin rumbo, asustado, sin fuerzas pero con vida, hasta que, atraído por un campo magnético diferente, llegó a un portal lleno de macetas que rodeaban a un niño. El instinto le empujó a llamar su atención con aquella voz que jamás usaría con sus congéneres: el maullido. Cuando el niño le miró a los ojos, reconoció su destino. Se arrimó sin miedo y le adoptó, para siempre, frotando su cabecita contra él. Era el comienzo de una nueva vida confortable y segura.
Al caer la noche, aquellas manos amables le instalaron sobre una manta en un rincón, pero trepó sigiloso hasta la cama para enroscarse a sus pies cuando apagaron la luz, después de que la madre leyera un cuento sencillo, de final feliz e imágenes hermosas que no provocaban pesadillas, sino dulces sueños.
Como deberían ser todos los cuentos nocturnos.
Genial, no puedo comentar nada más. Suerte.
Gracias. Es la tercera visión de mi primer relato… Suerte a tí también
Parece que conocieras a Nala, mi gata, una afortunada que conoce bien lo que es sentirse querida tras unos inicios poco prometedores. La vida, siempre encuentra formas de sorprendernos.
Un saludo
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Y de satisfacernos poniendo un granito de arena para aliviar la desdicha de cualquier ser. Me ha encantado la morfina de tu viento del sur, estremecedor.
Otro saludo a tí.