JUN05. VIENTOS DE INTERIOR, de Cándido Macarro Rodríguez
Las primeras luces matutinas se cuelan por las rendijas de la persiana de la habitación y dejan la misma en una penumbra que, por momentos, se aclara.
Fuera, los mirlos con sus particulares trinos, dando los buenos días al débil rayo de sol, que se filtra entre las hojas de los árboles, se empiezan a hacer cansinos por lo insistentes.
Respiraciones acompasadas a media luz en la alcoba sólo interrumpidas por alguna que otra esporádica vuelta en la cama para recomponer y acomodar la postura .La mañana no es fría, pero el fresco del amanecer impregna el ambiente y se agradece acurrucarse bajo el cálido edredón.
Javier, en el sopor y la semiinconsciencia lamenta amargamente los excesos de la cena anterior que ciertamente le ha revuelto los entresijos y le está boicoteando el sueño. Los cambiantes aires intestinales que a cada vuelta en el lecho se trasladan de una parte a otra y de la otra a la una de la tripa con dolorosas punzadas, acaban tomando la dirección de “Toledo”.
De repente tocan diana abruptamente en forma de sonoro, chirriante, áspero, vibrante, cavernoso, profundo, carraspeante, salvaje, irracional, prolongado, trompetero, húmedo y burbujeante…………………………………………CUESCO.
¡Francisco de Quevedo al poder! Es un largo camino y con mucha prosa, para tanta ventosidad. Suerte.
Este mes vamos a tener… ¡todo tipo de vientos! jeje
¡Anda Cándido, que estábamos todos tan tranquilos y regocijándonos en tu relato y de pronto… hemos tenido que salir todos corriendo, otros abriendo ventanas, en fin… yo llevo media mañana con una pinza en la nariz! jajajaja
Suerte que el relato no huele, pero no me digas que no es real como la vida misma
Cándido
Cándido, tu relato está muy, muy bien narrado y desde luego real, real, más que real… y me he reído un buen rato.
Muy bueno en muchos sentidos y además tiene la particularidad de romper esa linea escribiendo de lo que «suena bien». Alguien nos dijo una vez, que también hay que leer lo «sucio»… ¡claro, siempre que tenga las palabras bien cogidas por la cintura! y éste es tu caso, tu relato. Un saludo.
Gracias por los comentarios. Es que estaba un poco mohino con la tristeza de mis relatos anteriores y decidí dar un giro a mis tramas, que es sano reirse en estos tiempos que corren.
Cándido
Pues nada de mohino ¿eh?… chis, chis… no lo digas que alguno habló de una habitación acolchada y se dejó olvidado lo de la camisa de fuerza previamente puesta… ¡ándate con ojo, que tenemos un malvadoooo00000000! jajajaja… me voy a buscar el cuesco/el casco/ el caco/el casquete/ el casquete de música/el cascanueces/ y el amigo cotilla.
«Gracias y desgracias del ojo del culo», de Quevedo. Lo tengo por ahí. Cándido, muy bueno, pero yo habría entrado al trapo desde la línea uno, sin contemplaciones. Atrapando al lector por la solapa desde ya (sin los dos párrafos primeros), que se vaya aturdiendo con el olor.
Un beso.
Gracias, Susana
Intentaba crear un clima de confianza y serenidad para pillar desprevenido al lector, y, una vez conseguido, entonces atacar por y desde la retaguardia. Te aseguro que las bajas son así más numerosas porque el enemigo no está preparado para un ataque sorpresa de esta magnitud, no espera tan despiadada y flatulenta andanada. Cuando son capaces de reaccionar la nube se ha adherido a sus pieles como… como…. un tatuaje étnico.
Hasta para ventosear se precisa de una estudiada estrategia militar.
Entiendo que se me entiende pero… estoy de broma
Gracias por las críticas.
Cándido