JUN08. UN DÍA CON ALICIA, de Fernando da Casa de Cantos
Me miro al espejo cada mañana. Desnuda. De frente. De perfil. Me pongo de puntillas, me agacho, me arqueo. Primer bostezo de la mañana. Rutina diaria. -¡Aliciaaaaaa, vámonos ya o te corto la cabezaaaaaa!
Mi madre se desespera, es puro nervio. Hace tiempo que los espejos no existen para ella. Antes se miraba en mi padre, pero ya ni eso. Creo que tiene una amante. O eso debería. Mi madre está horrible. Él merece alguien en quien reflejarse.
Me aburro en el colegio. No hay espejos. Los chicos son feos, tienen granos y solo se miran a ellos mismos. Pronto llegará el día en que no vuelva nunca más. Sonrío y me río solo de pensarlo. Mis padres discuten mientras comemos. No se miran a la cara. Compiten a ver quién alza más la voz. Cuando uno gana, el otro le insulta. Deberían mirarse desde fuera, son patéticos. Hoy no tomo postre, me largo a la calle. Mis padres ni se enteran. He pasado toda la tarde con él. Tiene veinte años, pero no es viejo. Me lleva seis. Atravesamos juntos el espejo y sumamos treinta y cuatro.
En la cena lo digo.
-Papá, mamá, estoy embarazada.
Fernando me gusta, rápido ágil, energético como debe ser al contarlo la voz de una adoloescente llena de fuerza y hormonas.
Incomprensión, soledad, se agarra a su chico, cruzan el espejo y hacen el amor… muy bien construido la verdad.
Te sigo desde ya en tu blog y te invito a participar del mío.
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Saludos
Muchas gracias por tu comentario y por la invitación. Ya soy seguidor de tu Blog.
Fernando, el ir y venir de ideas en un adolescente es lo más parecido a esto que muestras. Desgraciadamente algún desenlace parecido también ocurre. Lo interpreto agil y ritmico. Suerte y saludos
Gracias por tu comentario, Calamanda. Saludos.
Fernando, ya no me acuerdo de mi adolescencia, pero sería así, incomprensión de los padres y del mundo y al final la búsqueda en oras personas.
Un saludo
Gracias por tus comentarios, Epífisis.
Saludos.
Muchas gracias, maestro. Cualquier elogio que venga de alguien como tú cuenta doble, así que hoy me dejas doblemente satisfecho.
Hola, Fernando.
Es real y por eso me ha dado pena. La adolescencia hay que vigilarla más (me refiero a los papás de Alicia).
Me ha gustado muchísimo tu cuento.
Felicidades y mucha suerte.
Muchas gracias Towanda. Sigo maravillado con tu relato que, aunque menos visible, tambien refleja una situacion real.