JUN100. ESPEJO DEL ALMA, de Sergi Cambrils
La chica que estaba al otro lado del espejo ya no era la misma. Por las mañanas la miraba de reojo para ver si me seguía y, durante un rato, cuando el baño se llenaba de vaho podía gozar de ir a su aire. Luego reaparecía y volvía a ser mi hermana gemela. Una sonrisa simétrica se mantenía cuando teñía de algún color de moda mis cabellos canosos y con lágrimas en los ojos nos mirábamos con la misma intensidad al descubrir, demasiadas veces, nuevas manchitas en mi rostro arrugado.
Reflexionaba en voz alta sobre el paso del tiempo y estábamos sincronizadas en todo porque se había acostumbrado a mis rutinas y creía conocer todos mis gestos. No solía cometer errores, pero si quería ser puñetera solo debía sacarla de lo que esperaba e improvisar, por ejemplo, una danza loca moviendo todo mi cuerpo y gesticulando un sinfín de muecas estrambóticas. No seguía mi risa porque ahí la atrapaba.
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Muy bien Sergi, el detalle del vaho me ha ejao pasmao, muy bueno, una imagen cojonuda.
El paso del tiempo, la fuerza y vitalidad final…está muy bien.
Suerte