JUN129. REALIDAD DISTORSIONADA, de Juan Fuente
Llovía. Siempre llovía algo durante las fiestas, a principios de julio. Era como una tradición. Se dirigió a la feria con paso roto. Había esperado un año entero para reencontrarse. Ignoró a la gente hasta llegar a la casa de los espejos. Allí estaba Jaime ya. Ambos sonrieron, cada uno a su modo. Se habían hecho amigos y él la dejaba entrar sin cobrarle. Demasiados años viéndose.
Dentro se pasaba las horas hasta que cerraba. Aquellos espejos eran los únicos que de verdad la mostraban como era. Solo al otro lado podía soñar una vida normal.
Uhhhmmmm. La verdad es que me siento un poco avergonzado. Llevaba tiempo con la idea en la cabeza y quería soltarla para dejar paso a otras cosas.Lo redacté y lo mandé. Leyéndolo ahora solo veo un amasijo de frases apelmazadas. Debería aprender de una vez a reposar las cosas.Vamos, que no vale ni para encender un fuego si estuviese impreso.
Aparte de esto quisiera comentar que la idea es muy similar a la del número 101 de Alberto Quiles. Leyendo hoy los relatos (en mi tierra es festivo)me he dado cuenta. Que conste que no lo sabía, no me leo todos los relatos, mi tiempo es diminuto, solo de vez en cuando me paso y leo algunos, pero si Alberto se siente molesto u ofendido le pido disculpas.
Voy a esconderme debajo de la mesa.
Saludos.
Pues chico, no sé qué ves tú de malo en este micro. Se entiende muy bien, y lo que narras, a mí me parece de bastante lógica, (he leído alguno que me ha gustado menos)
Sal de debajo de la mesa y siéntate ufano en tu sillón favorito, anda, ¡si leyeras los míos…!
Un saludo
Rosy
Por cierto JAMS, se ha debido cambiar algo, pues ahora no aparece mi nombre sino mi blog, por mí no hay problema, dime si con el «cambio» lo hay para ti. Gracias.
Un abrazo
Rosy Val
Vamos a correr un estupendo velo y pensar que esto.no ha pasado nunca. Gracias por los ánimos, Rosy, pero yo sigo viendo una suma de frases, no un relato. Es cómo una pared de ladrillos sin cemento, no se sostiene. Lo veo trabado y nada fluído. En fin, menos mal que mi madre no me lee.
Saludos.
Si corremos ese velo tan estupendo se perderá y distorsionará la interesante idea que subyace en tu texto: yo misma he pensado a veces que sería maravilloso tener un espejo de esos de feria que me hicicera más alta y delgada, más morena y más salada (¿como mi madre?) Me gusta tu idea, lo de los ladrillos y el cemento es algo muy personal, pero no han impedido que la transmitas.
Que me ves con buenos ojos, Eva. Que hasta la idea la han utilizado antes y con más gracia.
Aquí te invito a un Alvarito bueno.
Saludos.