JUN131. DELANTE DEL ESPEJO, de Marta Trutxuelo García
Traspasó el umbral. Temor, nerviosismo, inquietud… todo un mosaico de emociones fue coloreando su faz, mientras sus ojos, como dos grandes focos interrogantes, realizaban un recorrido por la superficie irisada. Inmóvil frente al vidrio, Alicia reconoció aquellas facciones suaves, se identificó con ese perfil jovial y radiante, redescubrió la espesa melena dorada que enmarcaba su rostro… pero su mirada chocó con unos ojos que no respondían a su desafío visual. También interpeló a la luna del armario de su habitación: las mismas facciones, el perfil, la melena… y aquella mirada perdida. “Te he preparado el baño”, la voz de su marido reclamó su atención; Alicia traspasó la neblina de la estancia y cuando su mano retiró la cortina de vaho que cubría el espejo del baño asomó una instantánea aún empañada: unas facciones castigadas por la angustia, un perfil cincelado por la enfermedad, una melena rubia de muñeca, carente de vida… y una mirada esperanzada que emergía del pozo del dolor al descubrir las manos de su compañero que, con renovada confianza, rasgaban una fotografía mojada, la misma imagen que había cubierto cada espejo de cada habitación recordándola hasta aquel día, el día en que Alicia había regresado a casa.
ohhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!! Me dejas sin aliento, Marta. ¡Qué raro, eh?!
Qué cosa más bonita y qué triste y qué romántico y qué desolador y…
qué duro y qué esperanzador y …
Gracias, gracias, gracias, Aurora!!!
Un abrazo
Marta
Muy bonito, Marta. Te deja un nudo en el estómago…, me encantan esos hombres que aman tanto y tan bien.
Muxu bat.
A mí también… pero esto es ficción, je, je…
Beste muxu bat
Marta
Bueno, bueno, qué emotivo, Marta. Ese compañero se merece un diez. Qué importante contar con gente que te quiere para superar hasta la peor enfermedad.
Un abrazo.
Gracias, Susana!
Sí… me ha salido pelín ñoño, pero la idea es esa, la ayuda de ese compañero que siempre ha estado allí, como la foto de la Alicia de tiempos felices.
Un abrazo para ti
Marta
Marta cuentas muy bien la sucesión de esos momentos angustiosos a los que se enfrenta tu protagonista. El físico ante el espejo, ante uno mismo, es el que recuerda los estragos, pero no hay que olvidar la fortaleza del alma y la de quien nos acompaña en el sufrimiento. La unión hace la fuerza. Y ante todo esperanza.
Suerte. Un saludo. Elena
Efectivamente, Elena! Eso quería transmitir: los estragos de la enfermedad en el físico pero que traslucen una luz de esperanza a través de los ojos.
Un abrazo y gracias por pasarte por aquí!!
Marta
Nada enternece tanto como las muestras de afecto. Un relato muy logrado, Marta. Un abrazo.
Gracias mil, Rosa!!!
Un abrazo para ti también!
Marta
Gracias por tus palabras, Ana!!
Me alegro de que te haya gustado!!!
Un abrazo
Marta