JUN165. INTROSPECCIÓN, de Dylan Martínez
Despierto y comienza la pesadilla, un día más, en esta isla solitaria en la que se ha convertido mi existencia.
Todo empezó cuando te dio por tomar pastillas y pasabas el día frente a mí, recordando sus ojos cerrados, sus mordiscos en tus labios, su piel con tu piel; cuando amargamente sin tener valor para afrontarlo me contabas como sufrías el vértigo del deseo simplemente con recordar su aroma a flores frescas.
Las miradas no matan, pero los gestos de desprecio… en tu defensa, quizá como dice la canción, sea cierto que la amaste tanto, tanto, que no supiste amarla bien.
Logré engañarte sin embargo, y durante unos días, me deshice de las pastillas escupiéndolas lejos.
La habitación hace tiempo que ha quedado muda y apenas recuerdo el monótono sonido de las gotas de sangre al caer sobre el desvencijado suelo de madera.
Escucharse a uno mismo fue lo más duro.