JUN169. NO TAN MÁGICO, de Ignacio Feito
No tardó en poner en práctica su idea. Un pequeño espejo sujeto con esparadrapos a su espalda a la altura del riñón faltante, con el bruñido hacia dentro y ligeramente oblicuo, de modo que reflejaba el riñón del otro lado. De inmediato se sintió mucho mejor, el riñón espejeaba con nitidez y parecía ser compatible. Le volvió su color natural. Hasta le pareció que comenzaba a desorinarse.
Como no se presentaba el tan temido rechazo, se aventuró a salir a la calle. Decidido a compartir su alegría, se colocó unas gafas de espejo y de este modo se iba ofreciendo a los viandantes que palmariamente carecieran de alguna parte de esas que tenemos duplicadas. Les ayudaba a colocarse adecuadamente frente a sus gafas y en un periquete, ¡zas!, trasplante y sanación.
Pronto, tan milagroso asunto atrajo a decenas de tuertos, mancos, cojos, impotentes, monosabios y monoparentales y el divino duplicador tuvo que huir a toda prisa a bordo de su coche. Aún llevaba las gafas cuando miró por el retrovisor y, en lugar de la muchedumbre alejándose, se vio a sí mismo atropellando a la vieja del paso de cebra que sucumbía una y otra vez, repetida hasta el infinito.
Esa tentación de ser Dios…
Un saludo Ignacio, suerte.
(cómo me gustaria haber visto a los bisabios una vez sanados, je je)
Ignacio, divertido relato, ágil y perfecto. Supongo que conoces la técnica del espejo para superar el dolor de los miembros fantasmas, y digo supongo porque el relato es una exageración divertida de ese efecto curativo. Me ha encantado y me lo he pasado genial. Así que gracias.
Ignacio, ocurrente y agil tu historia y su final. Saludos y suerte