JUN17. SE NECESITA JURADO, de Francisco J. Rubio Consuegra
A nadie se le había ocurrido antes. Una noche, la primera que dormía fuera del frenopático, se me «apareció» la idea: convocar a todos los vientos del mundo en un campeonato internacional para determinar cual era el que más influía sobre la mente humana. O, dicho de otro modo, ver quién era capaz de hacer perder las entendederas antes a un sujeto expuesto a su influencia.
Desde las Rocosas llegó el chinook, todo un mito que, desafiante, miraba al legendario föhn, como si la cosa fuese solamente entre ellos dos. Los “desérticos” formaban grupo aparte, sintiéndose élite: siroco, pampero, sonora, simún… y no dejaban acercarse a ellos al devastador mistral. Mirando a todos con altivez, desde la cercana colina de las dos cruces, estaba el xaloc, que competía “en casa”.
El ambiente se tornó extraño, tenso; la atmósfera, eléctrica. Entre el público empezó a verse algún síntoma de vesania cuando, de pronto cesó el aire y una insoportable calma chicha se adueñó del medio. Descorazonadora, a los tres minutos había conseguido ahuyentar todos los vientos e inducir al suicidio a la mayor parte del jurado, declarándose el premio desierto y aplazándose su convocatoria para el próximo mes de julio.
Ocurrente y divertido.
Me enganchó mucho lo del concurso de vientos y me descoloca un poco la parte final de la convocatoria y el mes de julio. El micro termina mejor en «a la mayor parte del jurado», sin las otras dos frases. Suerte.
me impacto mucho este relato… la calma chicha peor que cualquier viento…
las palabras, mismo si hirientes, son mejores que los silencios con carga eléctrica…
Me encanta tu relato, yo también habría acortado el final en jueces o en premio desierto. Felicidades.
Vaya siroco que te ha dado, jeje. Me ha gustado el juego de los distintos vientos. Yo había pensado para mi cuento en algo así, pero tenía que documentarme y me daba pereza. Luego pensé en la caja de los vientos de Pandora, pero al final me salió otra cosa.
Mucha suerte.