JUN29. "SI, QUIERO", de Rafa Heredero García
Se casaba el sábado siguiente con un novio serio, de los de bigote y sombrero, ya algo mayor, pero es que a su edad necesitaba ser práctica. Solo le pesaba no haber tenido alguna aventurilla que le hubiese servido para olvidar la rutina a la que se consagraba. Sin esperar nada ya, sucedió de repente, dos días antes de la boda. A la vuelta de una esquina, de improviso, chocó contra él, que casi sin querer le alborotó el pelo, se enroscó entre los botones de su blusa y, juguetón, silbando admirado, le quiso levantar la falda, haciéndole sonrojar como nunca antes le había ocurrido. Y esa misma noche, bramando de deseo como un huracán, se coló por una rendija de la ventana que ella había dejado abierta esperando lo imposible.
La boda se celebró, pese a todo —ya dije que necesitaba ser práctica—, en medio de un inmenso aguacero derramado por el viento, y aunque ella también lloraba, se mantuvo firme y no le tembló la voz cuando tuvo que decir “Sí, quiero”.
Han pasado ya algunos años, pero ahora se siente feliz cada vez que ve cómo su hijo juega con su padre, haciendo volar una cometa.
Texto escrito con protagonista femenina pero con una visión de la historia totalmente «masculina».
Las mujeres no tienen tanta necesidad de una aventurilla cuando pasan los años sin novio, sobre todo lo que echan en falta es sentirse queridas, amadas.
El encuentro es bonito pero hasta que llega a la parte de la falda… y después «esa noche bramando de deseo como un huracan», visión másculina otra vez.
Quiero decirte que si escribes historias de mujeres, metete en cómo siente una mujer, deja a un lado tu parte masculina, porque de lo contrario es mejor que escribas el relato partiendo desde todos los puntos de vista y de partida con un perfil masculino y así resultará más creíble.
Por lo demás bien. Saludos.
Gracias anónimo por tu comentario. En mi descargo he decirte que el relato, al estar escrito en tercera persona, no trata de adoptar ningún punto de vista exclusivo masculino o femenino; y respecto a la necesidad de un aventurilla cuando pasan los años en soledad, sí es cierto que si hubiera sido al revés, es decir, que un hombre se viera en esa situación, es posible que el narrador contase el tópico de ir picando de flor en flor (aunque no estemos en mayo), pero también creo que la necesidad de escapar de una vida rutinaria o de esperar que suceda algo que nos la haga olvidar es un anhelo universal.
Un saludo.
Perdona Rafa, he vuelto a leer tu relato más despacio y ahora me doy cuenta que estás todo el rato personificando el viento, que es el lema del mes, y no hay tal hombre con el que tiene una aventurilla o lo has escrito adrede de esta forma para jugar al equívoco. Te lo digo porque esto me lo aclara cuando dices más adelante que le niño juega con «su» padre. Lo he malinterpretado un poco o un mucho. Disculpa.
De todas formas, los tópicos, a veces no corresponden a la realidad. Todos queremos escapar de una vida rutinaria, solo que se puede escapar de muchas formas… a veces puede ser solo una charla con alguien, un libro, escuchar algún tipo de música que te conmueve, hacer un viaje, acompañar a un familiar que está enfermo… etc
Un saludo para ti.
No hay nada que perdonar ni disculpar anónimo; los comentarios están para expresar nuestras opiniones y poder compartirlas con los demás, así que no hay ningún problema en ello (por lo menos por mi parte). Además, siempre son bienvenidos y se pueden aprender cosas nuevas. Y sobre los tópicos y la vida real, estoy totalmente de acuerdo contigo, lo que pasa es que en este relato me venía muy bien contarlo de este modo.
Un saludo.
Pero que bribón ese viento que se mete por todas partes. Me gustó mucho. Cómo se llamaría el hijo? Eolo?
Saludos.
Encantado de saludarte Miguelángel. Sí, el viento parece un poco briboncete, aunque también lo veo algo triste y enamorado, pero ¡qué se le va hacer! Y para su hijo no sería un mal nombre Eolo (y no como me ha dicho algún amigo, que lo ha bautizado Carl Lewis).
Un saludo.
Me ha encantado este relato, Rafael.Felicitaciones
Muchísimas gracias Zunilda, es muy agradable recibir felicitaciones por los relatos que escribimos.
Un saludo.
Un viento diferente el tuyo, un viento «fresco» que me ha gustado.
Saludos
Y también muchísimas gracias a ti, Paloma. Ese viento «fresco» y luego derrotado al menos tiene, cuando pasan los años, algunos momentos de felicidad.
Saludos.
Llegan vientos de cambio en el amor. Qué gran amante como se demuestra en este micro y en otros posteriores. La conclusión con la cometa y la ambivalencia elevan a lo más alto este texto. Juguetón y gozoso. Suerte.
Muchas gracias Pablo. Aprecio mucho tu comentario y me alegro de que te guste. Suerte para ti también.
Un saludo.
también a mi me gusto este viento personalizado…
a menudo ayuda mucho coger este recurso de metáforas para contar verdades…
Gracias por tu comentario, kistila. Tienes toda la razón cuando hablas del recurso de contar verdades (o sentimientos, odios, amores, necesidades…) con las metáforas.
Un saludo.
Un cuento extraordinario. El último párrafo, el padre que hace volar la cometa del hijo, me hace pensar en dos finales diferentes, ambos muy válidos : el real y el imaginario. Es en cualquier caso, el triunfo del amor. Un saludo.
Muchas gracias, Susana. Era esa la idea que tenía en mente cuando empecé a escribir el relato.
Saludos.