JUN30. VIENTO Y SECRETO, de Zunilda Moreno
Mientras te miro, pienso: ¡Si supieras! . . . Fuiste el dueño de mi amor, aquel invierno de hace tantos años. Acostumbrados a corretear por el campo de tu abuela, la amistad con tu hermana me había unido a ti. Recuerdo, y sonrío: Habíamos concluido la primaria y ese año comenzábamos un nuevo ciclo. ¡Por Dios, qué orgullo! Ya nos sentíamos grandes. Ese domingo de invierno, fuimos al campo; ya no corríamos tanto, hacíamos juegos de ingenio y tú trajiste el de magia. Eso sí, a lo que no podíamos sustraernos, era a las escondidas. Precisamente, jugando a ellas fue cuando me robaste el primer beso, en el galpón de las herramientas, mientras tu hermana trataba de encontrar nuestros escondites. Para ti no fue nada, para mí, todo. Te amé en secreto hasta el próximo verano, en el que esperaba verte. Pero, de premio de cumpleaños –catorce- mis padres decidieron llevarme al mar. Y allá, querido mío, mi sentimiento cambió como el viento, así de rápido, como cuando llega el viento del sur y despuebla la playa. En ella, conocí a Ricardo y me enamoré de él. No me sentí mal, porque afortunadamente, tú jamás te enteraste de nada.
Los recuerdos y el viento, una unión fructífera que tus palabras recrean con sosiego. Un gusto volver a leerte: no me dormiré sin cuento hoy…
Un abrazo fuerte
Paloma Hidalgo
Los amores sin poso… vuelan. Los otros, no los cambia… ¡ni dios!.
Bonito y muy certero lo de los amores que vuelan, sobre todo en la adolescencia. Suerte.
Gracias compañeros, yo creo que todos podemos echar al viento recuerdos similares. . .