JUN35. DESENGAÑO, de Fernando Sopeña Lopez
Algunas veces, cuando menos me lo espero, siento la necesidad de salir a la calle y expresarme, entonces voy a la habitación de los trastos y busco mi vieja guitarra con su funda de cuadros, me pongo lo primero que encuentro en el armario y bajo al portal, se que si cierro su puerta a mis espaldas ya nada me detendrá. Busco un autobús que me traslade a la otra punta de la ciudad y allí camino mirando al suelo avergonzada buscando alguna placita o parque que me agrade. Cuando encuentro mi lugar me da por llorar y surgen sentimientos a flor de piel, entonces saco la guitarra de la funda y me pongo a cantar aun con lágrimas en los ojos. Mi canción preferida es “Vientos de cambio”. Muchos me dicen que al día siguiente todo será otra vez igual, pero yo no les creo.
Que siga vivo ese espíritu sensible, que no se rinda la utopía.
Esto mismo hago yo, escribiendo.
Cuando la nostalgia me puede hago ésto, por ello me llamaron estúpida. Los de casa, que eso era muy triste; en el trabajo se cachondeaban y algunas noches hasta me pareció que la luna se reía.
Me hundí en un pozo y poco a poco con las uñas casi arrancadas conseguí salir, despues de caerme al mismo pozo, cuarenta mil veces, cuando ya pude agarrarme al borde e impulsarme fuera, la veleta me miraba se reía.
Subí a lo alto y la rompí en mil trozos. La enterré y me olvidé. Cuando la vuelvo a oir, entonces la que se ríe soy yo. Por fín, me curé.
Bueno, Fernando, me sentí tan identificada con partes de tu relato que me olvidé decirte, que me ha tocado el corazón y que he visto partwe de mí en tu relato. Gracias por ponerle letras a ciertos dolores. ¡Suerte!.
El detalle de la funda de cuadros de la guitarra nos sitúa a culaquiera en la acción inmediatamente. Y la canción es ¿la de Scorpions?. Bueno. Un saludo y suerte.