Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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JUN43. VENTEA EN MI VALLE, de Kistila Cleret de Langavant

Tradición es en nuestra familia que una pareja recién instalada ponga una veleta en el tejado de su casa.
Escogimos una damisela con vestido largo y melena suelta, giraba y se balanceaba emocionada al más mínimo soplo de aire y, entre la neblina del alba,  sorprendí un viento de verano que se enredo en su vestido blanco desvelando sus piernas.
Al llegar el otoño yo estaba tan cansada por mi estado de gravidez, tan sumergida por mis obligaciones ínfimas e infinitas, que poco a poco deje de mirarla como todas las mañanas…
En noviembre a mi marido se le hizo bien claro: “¡Esta veleta ya no sirve de nada!”… en efecto la damita medieval permanecía varada mirando a lo lejos por más que cambie el viento…
Este se complacía en abofetear los transeúntes, romper tejas y golpear con furia las contraventanas de nuestro hogar …pero ella no reaccionaba…
Al llegar la navidad nació nuestra primera hija, al volver de la clínica con ella en brazos levante la vista y se la enseñe a la veleta toda roñosa como petrificada… …venteaba… salio de su sueño  e inicio un primer movimiento… nunca mas se paro…

13 Responses

  1. Hola Kistila
    El relato es muy emotivo y muy tierno, precioso el paralelismo entre la nueva vida que nace y el retorno a la vida de la veleta.
    También me ha encantado «ínfimas e infinitas»
    ¡Mucha suerte, compañera!

    1. kistila

      gracias Vidal…
      si, como bien lo capto anónimo también, paralelismo que quise entre nacimiento, retorno a la vida de la veleta y recuperación del interés de la madre hacia la veleta…

    1. kistila

      Irene: pregunto:
      ¿no sera el viento el inconstante? y por esto mismo poco digno de confianza…
      tan pronto del oeste que del sur, toda ternura si no es pasión, que helador o brutal…

      y la veleta: ¿porque obedece a los movimientos del viento?: sera por estar enamorada? por ser fiel? o, mas probable: inmadura?…

  2. Anonymous

    Kistila, muy bonito tu relato. La veleta parece que se enamoró del viento de verano, al que permitió levantarle la falda. El se marcha y ella le espera/ o dicho viento despues del primer enamoramiento le empieza a maltratar y ella no quiere reaccionar, le ignora/ o ha quedado preñada y espera la vuelta del amado. La mujer de la casa habla a través de la veleta. El nacimiento de un hijo da sentido a su vida de casada, un poco decepcionada del marido. La veleta responde al cambio que opera en la mujer. y perdona que destripe, a mi forma, tu relato.
    ¡Muy bonito tu texto y con tu toque característico, una mezcla de verdad, melancolía y poesía. ¡Felicitaciones!.

  3. kistila

    «destripas» anónimo… ¡prueba de que has leído y esto me complace!…

    como preciso yo: «una pareja recién instalada», es decir que siguen juntos, él no se marcha pero… pero como bien lo has intuido hay «ciertos problemas» de pareja… paralelismo viento-marido…

    en efecto hay un paralelismo entre la veleta y la mujer. cuando esta, agobiada por su nueva vida ajetreada deja de mirar la veleta cada mañana, esta ultima empieza a ralentizar su vida propia… pero al enseñarla la mujer la niña recién nacida, la veleta renace en su ilusión de «funcionar»…
    gracias anónimo!!

  4. Anonymous

    Gracias a ti, Kistila, por el aroma que dejan tus relatos y tus opiniones. Mujer valiente, franca y brava, sea real o ficción, te haces cercana.

  5. Anonymous

    Hola, Kistila… te devuelvo la visita.

    Me ha gustado mucho tu cuento, comienza con un «aire» (en homenaje al tema propuesto) a cuento popular, con la alusión a la tradición familiar. Totalmente de acuerdo con los paralelismos (que comenta anónimo) que planteas entre el viento y el marido, y la veleta y la mujer, muy bien traídos.
    Hay algunas repeticiones que me han gustado, que supongo que las utilizas para marcar un ritmo, lo que me vuelve a recordar las historias populares de tradición oral: «al llegar el otoño… al llegar la navidad… al volver…».

    Te hago una sugerencia, hay una frase: «permanecía varada mirando a lo lejos por más que cambie el viento…», yo cambiaría el verbo final para la concordancia en la construcción: «por más que cambiara el viento…».

    Y te hago una puntualización que me ha «pegado» al ojo: faltan bastantes tildes muy evidentes en palabras agudas: salió, inició, enredó, paró, dejé… entre otras… te lo comento porque «canta» mucho.

    Pero te felicito por la preciosa figura retórica empleada en «ínfima e infinita» (paradoja y juego entre dos palabras de similar forma pero de tan dispar contenido).

    En conjunto… felicidades por tu cuentito-fábula!!!

    Suerte y saludos de
    Marta

  6. kistila

    gracias marta y paloma: ya sé que tengo un problema gordissimo con las tildes… también con el acento oral, ¡49 años viviendo en España y no hay manera!… con los tiempos de verbos también…
    gracias a todos por haber leído este cuento y en particular Marta que supo «criticar» de una manera muy constructiva y «no criticar» y ¡hasta entender! el porque de mis repeticiones de lenguaje que, en efecto, son un «defecto personal» de mi escritura igual que el abuso de… (muy posiblemente porque lo que escribo principalmente es poesía…)

  7. kistila

    gracias Pablo…
    el viento no la «abandona» materialmente, pero «pasa de ella», concretamente la desprecia: “¡Esta veleta ya no sirve de nada!”…
    y hasta se vuelve violento quizás con la idea de hacerla reaccionar… pero ella esta agobiada y «mira a lo lejos», a su manera también esta «pasando de él»…

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