JUN48. A LA DERIVA, de Marta Trutxuelo García
El día va levando anclas y la oscuridad comienza a desplegar sus velas en mi despacho. Mi cuerpo reposa en la butaca pero mi mente surca el océano de mis cavilaciones. Enciendo un cigarro y tomo una fotografía. Tu imagen se pierde entre las olas que forma el humo. Recuerdo el juicio… amañé pruebas, testimonios… lo necesario para liberarte, estar juntos. Tu rostro, sonriéndome a través del cristal, me recuerda que lo conseguí pero también que abanderaste tu libertad para zarpar sola hacia una nueva vida, mientras mi barco navega, solo, a la deriva, azotado por el viento de la corrupción.
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«Si amas a alguien, déjalo libre…» Eso dicen, eso me ha recordado tu cuento.
Me ha gustado mucho, Marta.
Un saludo.
me gusto mucho la introducción hasta «humo»… tan poético y en mismo tiempo «real», falta solamente el olor de una buena pipa…
pero después la historia en si mismo me dejo algo «fría»…
hay de adivinar entre lineas y siento que no hayas trabajado mas en tus comparaciones, por ejemplo comparando el trabajo solapado de un abogado con la obra del mar… creo que habrías podido usar mas de las palabras, ya que te permitían hasta 200…
de nuevo las ultimas frases desde «abanderaste» me volvieron a este ambiente marítimo… y como tan bien lo recalco Sara tocaste a un tema agudo: amor y libertad… también de refilon otro tema habría podido ser ahí desarrollado: la corrupción y/o la soledad…
A mí este relato me encanta, es muy visual: el abogado ahí en su butaca, con un cigarro en una mano y la foto de esa cliente ingrata en la otra. Muy bien.
Está muy bien, haces un juego muy equlibrado entre los términos relacionados con el mar, la situación del despacho y los sentimientos de dicho abogado en la soledad. Hablas del amor no correspodido, de la libertad que cada persona posee en sí misma y del recordatorio de que «no todo vale, por el amor». Puestos a elegir, lo mejor a ser posible, tirar siempre hacia la honradez. Ese es el mejor premio, independientemente de los resultados.
¡Enhorabuena, Marta… tus otros relatos también me gustaron! Suerte.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios!!!
La verdad es que, como dices, Kistila, podía haberme extendido más ya que tenía aún espacio, pero me he liado con el número máximo de palabras (pensaba que eran sólo 100). Aunque es verdad que no quería «explicarlo» todo demasiado, quería dejar entrever que ha ocurrido «algo» en ese proceso que va desde la defensa en el juicio hasta que ella se va… ese «cambio de viento» en ambos, en ella, con su abandono y su huida hacia adelante, y en él, que con este caso se sumerge en los océanos de las prácticas corruptas para lograr su objetivo, pero que, al no conseguirlo, se queda «a la deriva».
Muchas gracias por leerme y procuraré pasearme por vuestros relatos también, si las obligaciones laborales lo permiten!!
Un abrazo a todos!!!
Marta
Me ha gustado mucho tu relato, tanto en la forma como en la idea. Amor y libertad son conceptos muy difíciles de manejar sin caer en tópicos y tú lo has conseguido. Felicidades.
Saludos
Paloma Hidalgo
El microrrelato me gusta, aunque el protagonista me cae mal, por su error, qu elo hace más inhumano que humano. Bonitas las evocaciones al viento y las volutas de humo.
Muy propio de estos tiempos, Marta. Felicitaciones por la mención.
Un saludo.
prueba