JUN52. LA CHICA DEL LAGO, de Florencia Arida
Ahí, parada en medio de ese hermoso paisaje, estaba ella. Un hermoso lago, en medio del bosque, que reflejaba el color naranja del cielo, rodeado de vegetación y un elegante árbol, tres veces más grande que una persona normal. El viento soplaba, con fuerza, removiendo el agua y arrastrando las hojas del árbol, junto con pequeñas lágrimas plateadas, que no se distinguían. A los pies del lago, la chica lloraba. Entregaba sus lágrimas, que se mezclaban con el agua del lago. Lloraba, con un nudo en su garganta y un agujero en su corazón, sola. Sus extraños ojos rojizos se humedecían y aunque ella intentara detenerlas, las lágrimas salían, una tras otra. Sin embargo la chica no emitía sonido alguno. Sus ojos goteaban, como una canilla que habían olvidado cerrar, silencioso. Ella, tan linda…, tan sola.
Luego de un rato, con su delicada mano, pálida, limpió las pocas lágrimas que le quedaban y sintiéndose vacía, se fue. Se fue, dejando el paisaje incompleto. Había dejado su maraca… sus lágrimas siempre quedarían en el lago, esperando que ella regresara a buscarlas. Hasta entonces ese paisaje sería suyo, o mejor dicho, ella siempre permanecería en ese paisaje, grabada ahí para siempre, llorando.
Curioso sentimiento de pena. Me gusta la palabra canilla. Suerte.
Muchas gracias. Aprecio el comentario.
Suerte, igualmente.
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