JUN58. OTRO OTOÑO, de María Jesús Sáenz
Otro otoño más, muchos a sus espaldas, pero ella intuía que ese sería su último otoño, tal vez, porque de alguna manera el ulular del viento se lo susurraba aquella tarde gris.
Miraba sus piernas anquilosadas, sus manos casi yertas, su sonrisa casi apagada, pero recordaba a su pequeña del alma y volvía a sonreír. Su pequeña, ya no era tan pequeña, era una mujer hecha y derecha pero ella solo podía verla como su pequeña alegría diaria.
Algún día faltaré, pero nunca me voy a separar de tu lado. Te amaré como nunca he amado a nadie. A través del tiempo y de la vida. Si algún día crees que me he ido, que sepas que no será así. Cada noche me asomaré a tu lecho y suavemente y en silencio te taparé para que no cojas frío y te daré un tibio beso en tu mejilla. Sabrás que estoy ahí, para siempre, para toda la eternidad.
Entonces, de pronto, cambió el viento, nubarrones oscuros, rayos…y luego, silencio total.
Aquella noche, se asomó a su cama de puntillas, y la besó levemente….. etérea….. invisible al fin.
Un texto muy emotivo, María Jesús.
Enhorabuena.
Qué triste, esos nubarrones oscuros empujados por el viento conmueven.
Saludos
Muy bonito María Jesus…
El amor nunca muere y es lo único real.
Es conmovedor, indudablemente. Lo que más me gusta es la sucesión de los pensamientos. Lo que menos el final, me confunde un poco. Suerte.