JUN67. REFLEJOS APREHENDIDOS, de Amparo Martínez Alonso (Petra Acero)
Cogió el martillo y golpeó con cuidado. Con el mismo cuidado con el que vivía. Cuidado de no enfadar a papá, de no provocar una queja en clase, de no molestar a los vecinos —sus impecables trenzas y su dulce mirada se reflejaban receptivas—. Cuidado en el trabajo, en el matrimonio: mejor callar que dar un escándalo —sus labios rojos y su espalda recta reverberaban complacencia—. Cuidado durante el embarazo, por la salud del bebé —dejó de trabajar, de quedar con las amigas…, engordando sola ante el espejo— ¡Cuidado cómo vistes, cuidado con lo que haces y dices!… Golpeó más fuerte, sin modales. ¡A cara descubierta, con su legítima sonrisa! Otro martillazo, otro y otro. ¡Rompiendo aquella imagen! Con fuerza, sin cuidado. Hasta que el pasado aprendido se quebró en un espejimo de esquirlas.
Por lo menos al final rompió con «el cuidado» que tuvo durante su vida, más vale tarde que nunca.
Saludos, Blanca
¡Qué difícil es romper con un pasado tan ejemplar! Hace falta mucha fuerza, me alegro de que tomara por fin esa decisión. Besos Amparo!
Me gusta este relato tan «cuidado». Me gusta esa crítica a las imposiciones. Buen relato. Suerte.
Un día despertó y volvió a ser ella. Excelente relato amiga. Muy cuidado.
No queda del todo claro que se haya redimido por el hecho de acabar a martillazos. La imagen es brusca pero la persona que describes lleva tanto tiempo asumiendo ciertos roles que no sé si quedará en un acto de ira y rabia para volver a su domesticada interpretación de la vida.
Un final para mi abierto que deja regusto para que sea más largo.
Suerte me gusta.
Como bien dices, todo parece quedarse en «UN ESPEJISMO DE ESQUIRLAS». Tal vez ni destrozó materialmente el espejo. Tal vez solo lo martilleó en su imaginación… Tal vez todo haya sido un juego de espejos (un espejismo).
Un abrazo
Petra, una buena forma de romper con el pasado, con el presento y empezar de nuevo. Me ha gustado esa metáfora que presentas.
¡Suerte para el concurso!
Besos.
Me la imagino luego barriendo los trozos, con sumo cuidado para que nadie se corte… ¿vuelta a empezar o seguirá adelante con el cambio?
Me gusta como reflejas ese romper con todo.
Un abrazo, Amparo.
Me gusta, muy bien narrado… y que descanso al dar el último martillazo.
Abrazos. María Rojas
Amparo, tu cuento nos lo dice, es excesivo el cuidado que solemos poner a las cosas, buena reflexion. Suerte y saludos
Yo me quedo Petra, con que lo consigue, romper con todo, porque sino volver a lo anterior es bajar otro escalón más en su autoestima.
Llega el verano, el próximo, más alegre, vale?.
Un beso
Me gusta cómo juegas con los dos verbos. «aprender» y «aprehender». La educación que recibimos (al menos en aquella época) de estar siempre aparentando y cumpliendo las normas establecidas por otros; el agarrarlas todas y mandarlas a hacer puñetas. Y en la mujer más aún, esclavas de los padres, de los maridos y de los hijos. Buen trabajo. Este mes va estar reñido.