JUN70. LA MEMORIA DEL ESPEJO, de María Sergia Martín (Towanda)
Cinco minutos… ¿Listas, chicas?…
Base de maquillaje ¡Vaya!, se está terminando… Lore, ¿me dejas la tuya?… Cógela tú misma, Yeny.
¿Alguien ha visto mis pestañas?… ¡Están aquí!…
¡A escena!
El mismo vodevil dura ya varios lustros y percibo que, últimamente, las risas y las burlas son más frecuentes que los aplausos y ovaciones. El Gallego debería retirar este anticuado espectáculo y dar un aire nuevo al local, o venderlo. Es un buen tipo y pierde dinero con nosotras. La Lore opina como yo, pero la Vane dice que aún es un gran show. Pobre Vane. Hoy ha confundido varios pasos de baile y los abucheos y pitidos nos han impedido continuar. El Gallego ha sacado pecho y nos ha defendido como un león. Luego ha acudido a consolar a la Vane. Creemos que siempre estuvo algo enamoriscao de ella.
Es hora de dejarlo Lore… Sí, Yeny, sí…
Con algodón de desmaquillar, impregnado en crema hidratante, voy borrándome los ojos, las cejas, los labios y este absurdo lunar en la mejilla… Y mi espejo; ése que antaño me hacía guiños, hoy me devuelve la tierna imagen de un hombre viejo y demasiado solo, cansado de interpretar por más tiempo su comedia.
Qué ganas de irme contigo de vodevil. O de concierto macarruzo. Un besazo de los gorrrrrrdos y sonoros, cabaretera.
Hola, Rubia.
Si nos hubiésemos buscado un poquito (aquél día) podríamos habernos ido de tabernas a quemar la noche de Madrid, pero fuimos tontorronas.
Besazos para ti desde el cabaret en que he convertido mi habitación.
Gracias.
Felicidades Towanda. Quizá el espejo era el único que podía continuar con la fantasía porque la realidad ya era otra. Me ha gustado mucho, siempre espero un final sorpresa y a pesar de estar prevenida me sorprendes.
Muchos besos.
Hola, Lola Vel.
Son las luces y las sombras del show business.
Me alegro mucho si, de verdad, te sorprendo.
Un beso muy grande.
Ante todo tierno. Cruel, real, inesperado.
Cuando leo historias tan maravillosamente escritas me invade una envidia sana que me anima a seguir escribiendo. Es curioso que cuando leemos con agrado y vicio pedimos más y no despreciamos por sistema al que lo ha escrito cómo si ocurre desgraciadamente en otros ámbitos de la vida.
Me ha gustado mucho.
Hola, Alberto.
Aprendemos a escribir escribiendo, así que no lo dejes.
Gracias por tus palabras.
Un abrazo.