JUN74-1000. 1000 CUENTOS, de Alberto Quiles
Y aquella noche se abrió la puerta de las mil maravillas, se abrió de par en par y dejó entrever una puerta a la infinita imaginación.
De los cúmulos dorados del horizonte apareció, con sus flecos, con sus grabados, la alfombra gondolera de los cielos.
Imagina las nubes, de fantasía, creadas en su canto por una vieja cigarra.
En el este, cientos, miles, de animales salvajes recibían a su rey entre bailes y serenatas.
Bosques helados en el norte escondían el castillo de la bruja de corazón helado. Su custodio, un grifo alado.
Sin casi tiempo a reaccionar, un tornado arrasaba con todo y se dibujaba un camino de tintes áureos que llevaba al oeste pasando por la guarida de los malvados zapatos rojo rubí; aquellos que
transforman a cualquier mujer en villana de cuento.
Siguiendo el rumbo al sur de decenas de monos voladores, un laberinto de colores. En su final, una bella chica de ojos azules hacía póquer con la reina de corazones y ganaba una lámpara mágica a un loco sombrerero.
Tres deseos poseía. Dos deseos. Una boda y una canción en la profundidad del mar.
Por último, no despertar jamás.
¡Qué bello es soñar!