86. La biblioteca
Abrimos a las diez de la mañana y cerramos a las ocho de la tarde. Según entras en la sala, a la derecha, están las novedades; a la izquierda, las revistas. Luego, en los dos pasillos centrales, los libros de narrativa y a ambos lados, derecha e izquierda respectivamente, los de ensayo y teatro. Al fondo, un poco apartada, tenemos la sección de poesía, porque a los poetas es mejor dejarlos en un aparte, discretamente retirados, ya que son seres en apariencia apocados pero de mucho carácter: si tienen un mal día son capaces de liarse a tiros con un lector de narrativa o, sobre todo, de ensayo ¿Y tampoco queremos eso, verdad? Y al final de la sala tenemos un cuartito cuyos estantes están repletos de libros con historias en las que siempre mueren los buenos y los malos se salen con la suya. Esa habitación siempre se nos llena de tipos melancólicos, taciturnos, casi transparentes, de esos que, entre ellos, se susurran compulsivamente al oído canciones de Leonard Cohen. Es esa clase de gente para quienes un suicidio, aunque vagamente, es lo más parecido a un final feliz.
Todo está en los libros y hay libros para todos y para todo. Borges imaginaba el paraíso como algo parecido a una biblioteca, un lugar en el que también hay espacio para diferentes tipos de infierno, y para varios universos en caso de que exista más de uno.
Un homenaje a los libros con un toque personal de humor y drama que hace de esta historia algo singular.
Un abrazo y suerte, José Manuel
Así es, yo hace un tiempo que voy casi más a la biblioteca que a los bares ¡A ver si me estoy haciendo viejo!!
José Manuel, amigo, tu relato me ha interesado de cabo a rabo y me ha transportado de la mera descripción física de una biblioteca a un repaso por la literatura, y hasta un derramamiento pisicológico de primer orden… Guardando como guinda final esecuartito oscuro donde guardamos lo que más incomoda. Mola mucho. Literatura de autor muy reconocible. Deluxe.
Suerte!!
Gracias, Salva. Esto me vino porque en un la biblio de mi barrio hay un cuartito donde la gente coge y deja libros propios, y hace un par de meses me enredé con uno, me dieron las diez y pico de la noche y tuve que llamar al ayuntamiento porque ya habían cerrado por fuera¡¡
Me encanta. Te engancha, quieres sber a donde vamos en esa biblioteca tan bien estructurada. Y no defrauda seguir para ese final que mientras escuchan a Cohen lo dice todo.
Abrazos
Es que Cohen tiene muy buenas letras, pero se echa en falta un poco de ritmo ¡Si te descuidas, te duermes!!
A mí me reservas plaza en la del fondo, con los melancólicos y los taciturnos, entre los que, si es necesario, son capaces de cometer una locura porque el cuento acabe mal. Divertido y sagaz, como siempre. Imprescindible.
Suerte!!
Abrzs!!!
Gracias, Juancho¡¡ Para los melancólicos siempre hay un huequecito.
Auguro un final feliz para este micro. Perfecto. Enhorabuena. Mucha surte, la merece.