134. La búsqueda
Los viejos del lugar no recordaban otra realidad. Sus abuelos les habían hablado de libros en los que existían ingeniosos hidalgos, poetas que avanzaban a través de los infiernos, o estudiantes homicidas derrotados por el remordimiento. Pero incluso para ellos, curtidos en mil batallas, aquello solo eran habladurías de ancianos. Desde siempre, la protagonista de todas las historias había sido Maribel. Maribel vendiendo su alma al diablo, Maribel vigilada por el Gran Hermano, Maribel intentando cazar a la gran ballena blanca.
Tiempo atrás, más allá de donde alcanzaba la memoria de la humanidad, Maribel también fue de carne y hueso; una mujer dulce y soñadora, y una mujer enamorada. Su marido, apasionado lector, pasaba horas entre libros e historias, y a ella le encantaba observarlo mientras leía.
Un día, él desapareció. Los vecinos lo vieron entrar en la biblioteca, pero ninguno lo vio salir. La policía dijo que simplemente se había esfumado, y cerró la investigación al no poder seguir ninguna pista. Pero Maribel, tenaz, se dedicó a buscarlo por sus propios medios. Y así siguió. Porque Maribel era una mujer enamorada, y sabía hasta qué punto podía llegar su marido a enfrascarse en los libros.
Me parece un homenaje a todas las pasiones que nos empujan por la vida: ya sea leer, o ya sea el amor. Me ha gutado mucho. Mucha suerte 🙂
No me extraña que hubiera Maribel hasta en la sopa, si siguió buscando a su marido página tras página dejando su rastro en cada tomo. The power of love ;). Original propuesta, Raúl. Suerte y un beso.
Se metió en un libro; seguro que en su propia biografía, esperando hasta que la has escrito y la hemos podido leer. Suerte, buen relato.