84. La caída del conquistador
Cuando la marea nocturna me dejó en la orilla de aquella playa desconocida, decidí arriesgarme y me adentré en tierra virgen para explorar la exótica naturaleza. Enredé en mis manos las suaves lianas, y me erigí firme sobre arenas movedizas. Descubrí parajes de vertiginosas pendientes, y encontré sabores dulces y prohibidos. De todos los puertos a los que había arribado anteriormente, ninguno se resistió tanto a mi salvaje conquista. El hallazgo de una sola amazona cambió el objeto de todas mis expediciones: una esclava en cada isla, que luego dejaba abandonada. No me importó caer en la tentación de recibir nuevas lecciones de monta, y me convertí en un discípulo obediente, hambriento de enseñanza. Pero, iluso de mí, cuando llegó el momento de regresar extenuado por tan deliciosa experiencia, ya no supe encontrar el camino de vuelta. Aún sigo prisionero.
Bien! El que por su gusto padece… Lindo relato!
Coincido con el comentario de J u a n P é r e z. Te deseo suerte; saludos
Está tó disfrazao en un relato de engaños. El cazador es cazado con un disparo al corazón. Mucha suerte.
Besísimos.
Cazador cazado… conquistador derrotado. Me gusta mucho como has metido a ese hombre en la cárcel. Una lección de humildad inolvidable. Me ha gustado el relato. Mucha suerte 🙂
María, cuando un explorador se lía, se lía, se lía… luego es difícil salir, y más si la experiencia vivida es tan apasionante como ésta. Normal que no encontrase o no quisiera encontrar el camino de vuelta.
Excelente el cuidado léxico que utilizas, la originalidad del microrrelato y su final.
Buen trabajo.
¡Suerte con el concurso!
Saludos.
PD: Me ha gustado encontrarte por aquí.
Creo que ya le tocaba recibir una lección, quien sale al ruedo se arriesga a que le den una cornada. Suerte con tu relato.