52. LA COLA DEL COMETA (Juan Manuel Pérez Torres)
Estela miraba las estrellas con admiración y nostalgia recordando aquellas historias que le contaba su abuelo. Siempre decía que las estrellas eran las almas de personas que habían vivido una vida extraordinaria. Estela soñaba con ser una de ellas algún día. Aunque su vida era muy corriente y sencilla. Vivía en un pueblo pequeño y aburrido, donde nunca pasaba nada y era de familia pobre y trabajadora. Por las tardes ayudaba en la panadería preparando la leña del horno. En el colegio donde estudiaba no tenía amigos y Estela se sentía diferente, como si no perteneciera a ese lugar.
Un día, recibió una carta que cambiaría su destino. Era una invitación para participar en un concurso de astronomía a nivel nacional, que se celebraría en la capital. El premio era una beca para estudiar en la mejor universidad del país, donde había un observatorio astronómico de renombre mundial. Era la oportunidad que había estado esperando toda su vida.
Pero nunca llegó a ir. La noche antes de partir, un incendio arrasó su casa y su familia. Estela murió entre las llamas, mirando las estrellas.
Y así se convirtió en una de ellas.
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La vida, el destino, o quien maneja los hilos, cualquiera de estos entes, o como queramos llamarlos, es igual de caprichoso, pues lo mismo dan que quitan.
Los planes y sueños de tu joven protagonista no se llegaron a consumar, es cierto, pero de alguna forma sí que se cumplieron. Logró lo que más ansiaba a pesar de su origen humilde: primero conseguir una oportunidad anhelada y reservada a unos pocos dentro del planeta; acto seguido, fuera de éste y en íntima fusión con el Cosmos, convertirse en uno de sus puntos brillantes.
Un abrazo y suerte, Juan Manuel
Gracias, Juan, por tu efusiva lectura. Cierto es que el final te deja pensando. De alguna manera el relato tiene también una estela que pretende trascender… (uf) en fin, mi protagonista levita también como el tuyo. abrazo y mucha suerte.
Gracias, Ángel. Mi Estela brilla como tu J-65. Ya ves, en multitud de ocasiones el difícil camino hacia las estrellas es recorrido por personas sencillas que, precisamente por su sencillez (que no su simpleza) iluminan el camino de los demás mortales, dejando su impronta de luz en la oscuridad. Abrazo y suerte, Ángel.
Mala suerte la de tu protagonista, no poder ver cumplido su sueño, o cumplirlo solo a medias, convertirse en una de esas estrellas que tanto admiraba y ansiaba conocer. Pero el destino, a veces es caprichoso y se empeña en torcer los deseos de la gente sencilla que solo ansía ser feliz. Suerte, Juan Manuel. Un abrazo enorme.
Gracias Gloria por tu comentario. Admiración y nostalgia le dieron su vida y el devenir caprichoso marcó su estela en el cielo.
Un abrazo.
Las oportunidades bdeben ser para todos aunque luego el destino se esfuerzan erce en torcerse. Suerte
Gracias, maestro, por tu lectura.
A veces las torceduras del destino casi sirven para cortar camino porque el más dificultoso viaje a las estrellas es la travesía del vivir.
Te sigo leyendo. Un abrazo.