20 La colección
Le gusta jugar con el agua. Los zambulle hasta que empiezan a chapotear desesperados sin poder respirar. Los saca cuidadosa del charco con los dedos gordinflones. Uno a uno los pone al sol a que se sequen. Los acuna y si lloran a veces les canta una nana antes de dormir. Ha aprendido a coser para hacerles ropa, pero a su padre le parece mal que se encariñe con los hombrecillos. Si ya les ha puesto nombre patalea y se disgusta mucho cuando él les espeta un alfiler en el ombligo antes de fijarlos en el tablero del salón.
Un relato que nos hace pensar en aquello del pez gordo se come al chico, proporciona otra perspectiva y mueve a la reflexión.
No hay seres pequeños, menores o insignificantes, con independencia de su tamaño y condición. Deberíamos tratar con más respeto a cualquier ser vivo. Es una contradictorio martirizar y terminar con aquello que se ama y admira por el solo afán de retenerlo como trofeo o juguete.
Suerte con esta colección de palabras que forman una buena trama.
Un abrazo, Mei
Y a mí que me provoca ternura esa niña gigante, con espíritu maternal, que se encariña con sus personitas de juguete…
Me ha producido terror, tu propuesta Mei.
Bajo esa capa de inocencia de la protagonista de dedos regordetes y media mentalidad, se esconde una una estirpe de psicópatas
Suerte
Todo es relativo. De la misma manera que una persona colecciona maripositas, una pequeña giganta puede coleccionar personitas. Gran juego, forma y texto. Suerte y abrazos.
Hola, Mei! He leído tu micro después de conocer su seleccióm y he comprendido el porqué de los jurados.
Tu relato tiene dos virtudes: no contar todo y contar muy bien lo que cuenta. E inquieta porque a uno todo el tiempo le pareve que no sabe, hasta que de repente le parece que ya lo sabe todo. Por eso es tan eficaz.
¡¡¡Enhorabuena!!