36. la colina
Llovía, el grupo de hombres y mujeres igualaba fuerza y empeño. Usando toda su energía empujaban un bulto ¡era tan pesado! El diluvio no ayudaba y su macizo cuerpo se enterraba en el lodo. -Más brío- gritaba el que llevaba la espada, -no llegaremos a tiempo, tú levántate, no puedes caer ahora, ustedes, busquen ramas para que no se hunda. Y los más viejos se metían, temerarios, bajo la panza, colocando las ramas que las mujeres juntaban del suelo, agradeciendo al vendaval que las había arrancado de cuajo. Pensaron que no lo lograrían, pero un grito gutural emanó de sus gargantas cuando tomaron la altura. Habían llegado primero, ya nadie podría contra ellos. Se alistaron, solo faltaba el contingente enemigo. ¿Qué harían cuando divisaran en la cima al cañón enhiesto pronto para eliminarlos? Seguramente se rendirían. Saborearon la victoria. Y esperaron esa noche, y la otra, y la otra. Dejó de llover, el cielo mostraba su esplendor. A lo lejos vieron un hombre que se arrastraba. –Atentos- dijo el que mandaba. –Es de los nuestros- se oyó – está muy malherido.
-¿Dijo algo? – Está muerto. – ¿Dijo algo?- insistió. – ¡Diga, hombre!
…-Colina equivocada.
Qué pena tanto esfuerzo consumido entre todo el pueblo para defenderse y alcanzar la victoria, y que se hallan equivocado.
Bella historia épica de resistencia.
Imagino que no desmayarán y buscarán el objetivo auténtico.
Al fin y al cabo colina abajo será más fácil.
Un abrazo.
Gloria
gracias Gloria, has encontrado lo que quise dar a entender. seguramente no se quedarán con los brazos cruzados, eso sí, espero que quien se equivocó tenga la hombría de dar un paso al costado.
sg
Hola, Silvia.
Tanto esfuerzo para nada, ¡qué pena! Pero me ha parecido estupenda la forma de narrar la acción de subir esa colina y todos ayudando, mano a mano. Me estaba dando cansancio a mí también.
Te deseo suerte y te mando un abrazo.
gracias Towanda por tu comentario y por el deseo de suerte. un abrazo sg
silvia, minuciosa forma de contarnos la acción y lastima por tu protagonista que sufrio ese equívoco
Si por lo menos hubieran escogido un momento mas iidóneo para subir la colina.
Y repasar bien las ccoordenadas…
Ahora que lo dejen caer desde la cima.
Un abrazo. Suerte.
Virtudes, y Calamanda, agradezco su lectura y comentarios, ya leeré los suyos
un abrazo
sg
Después de llevarnos hasta allí, ¡con lo que nos había costado!
El final remata.
Una lucha hermanada para alcanzar la colina. Sientes cada impulso, cada esfuerzo y la efímera victoria.
Buen final con ese susurro, buen relato.
Un beso Silvia.
Nos haces participar de esa costosa ascensión a la colina con una gran descripción al detalle y llena de realismo. Al final giras y sorprendes. A mí el relato me ha dado que pensar que la estupidez envuelve a la guerra desde principio a fin y hasta en los detalles sin aparente importancia. Mucha suerte 🙂
En primer lugar, Silvia, hermana, me alegro de que tengas ganas de escribir y participar y estoy esperando que llegue tu libro a mi puerta. En segundo lugar has realizado un relato muy descriptivo, hemos estado todos ahí subiendo ese cañón el barro, y lo has terminado con giro amargo e irónico. Un abrazo.