60 La desaparición de Aitana (Juana Mª Igarreta)
Aquella apacible tarde otoñal el parque rezumaba algarabía. Los niños se disputaban los columpios como una camada de gatitos las mamas de su madre. Seguir los movimientos de cada pequeño tras el velo cegador del sol a la altura de los ojos era una auténtica proeza visual.
La desaparición de Aitana fue fruto de la habilidad de unas manos que, actuando al dictado de unos ojos vigilantes de otros ojos, los de la madre de la niña, se hicieron con la presa en unos fatales segundos de distracción. No fue casual que fuera Aitana la elegida: sus gritos imposibles la hacían más vulnerable.
Si el espejo del armario de luna del piso alquilado de Palmira pudiera poner palabras a los reflejos devueltos desde su pátina de azogue, hablaría de dos imágenes: la primera, de una mujer morena de planta erguida y atractiva madurez; la segunda, de una afable anciana de cabello plateado que se pasa horas frente al armario practicando el lenguaje de signos. Dos aspectos para una misma mirada; y en el fondo de la misma, el obsesivo anhelo de ser madre.
Hay quien tiene descendencia sin quererla ni merecerla y quien, buscándola, no la encuentra. Algunos, incluso, son capaces de llevar demasiado lejos su querencia, convertida en criminal obsesión, planeada de forma perfecta: el momento adecuado y la persona más vulnerable.
Un relato que muestra que todo es negativo llevado al exceso, incluso algo tan encomiable como la maternidad.
Un abrazo y suerte, Juana
Hola, Juana. Tu micro relata lo que, creo, que es el temor más atroz que una madre puede tener, y si a eso le sumamos los gritos imposibles de una niña muda, ese temor se multiplica exponencial e indeciblemente…
Tan desesperada está a estas alturas la mujer que la secuestra, que asume ese importante detalle, y a tal punto que podemos verla, años después, practicando la lengua de señas frenéticamente, al lado de la ahora atractiva morena a quien, si interpreto bien, le ha contagiado su obsesión por ser madre… Tremenda historia en la que tres personas, sobre todo la madre biológica de Aitana, salen perdiendo…
Mucha suerte y besos para vos😘😘
Mariángeles😇😇
Qué bien creas una atmósfera inocente y tranquila, propicia a la distracción. Luego nos muestras el secuestro y generas expectativas alrededor de la vulnerabilidad especial de la presa. Para desvelarnos al final, con el lenguaje de los signos, el secreto de quién está detrás de la desaparición y sus motivos. Un anhelo tan intenso que se ha transformado en una obsesión. Un relato que avanza con fluidez. Captura al lector desde el principio y ya no lo suelta. Enhorabuena.
Un abrazo y suerte, Juana María.
Siento no haber podido contestar a cada uno en su momento y del modo que os merecéis. Aunque tarde, muchísimas gracias por vuestros siempre generosos comentarios. Un abrazo para todos.