LA FINAL DEL «EROTISMO VERANIEGO 2025»
El aspecto más interesante de esta propuesta es haber cumplido sobradamente con un “cálido” homenaje a Alejandro Pozo.
Creo que, desde allí por dónde ande, ha debido pasar un par de meses muy muy entretenido… y, además, su familia está encantada por toda la oleada de cariño y rememoranza que se ha ido acumulando en las cuatro partes de la propuestas.
Muchas gracias a todas, a todos, por haber sido protagonistas en persona de este recuerdo a nuestro querido Epi.
Creo que también nos ha servido para aprender mediante la experiencia algo que, al menos para algunos de nosotros, es novedoso: tal vez las distancias cortas de lo narrativo sean especialmente difíciles de combinar con la sutileza y la complejidad que requiere el relato erótico… El sexo explícito propio de estas letras se construye con preámbulos, ambientaciones y personajes difíciles de dibujar en tan pocas palabras, y esa experiencia emotiva que se busca en el lector termina precipitando una atmósfera huérfana de miradas, roces o susurros.
Pero hemos tenido sexo y humor a espuertas. A veces sutil, a veces brutal, a veces reconocible y a veces completamente surrealista, a veces con la cercanía de protagonistas y narradores y otras con la distancia de lo sucesos más escondidos.
Esto es lo que nos han dado de sí estos dos meses calentitos de verano.
VERANO CALENTITO 1. “AMOR PROPIO”
El inicio fue brillante. El asunto de la historia era la autosatisfacción sexual, y creemos que aquí han confluido alguno de los mejores textos del verano.
Además tuvimos participación de las 21 parejas inscritas. Había mucha energía aún… El jurado tuvo dificultades para elegir solo tres relatos, porque había una buena colección de joyitas que habían presentado el tema con ese humor elegante tan complicado y sobre todo, con mucha imaginación. Alguna de las opiniones del jurado señalaban especialmente a aquellos «que han tratado el tema de forma disruptiva y sorprendente».
Al final estos fueron los seleccionados.
2 Bajo las palmeras, de Abanico
8 La primera vez, de Topless
20 Educación sexual, de Soma
Y estuvieron cerca de conseguirlo
4 Todo en contra, de Sandía
14 Turbulencias, de Salymar
VERANO CALENTITO 2: UNA PAREJA DESUBICADA
Creemos que este fue, posiblemente, el más complicado del verano. Aunque los protagonistas debían ser una pareja (lo más común…) el 69 del número de palabras fue una condición terriblemente engorrosa y el color marrón, para algunos fue un «marron» que, verdaderamente, bajaba la libido… Y fue algo inesperado que, tal vez por ello, fuese mucho más directa y explícita, en general, sin refinamientos ni delicadezas.
Tuvimos participación plena otra vez. Gracias.
De todos ellos nos quedamos con:
03 Ascensor al éxito, de Abanico
08 El dïa que vimos a los Beatles, de Moreno
15 Amores perros, de Soma
Y estuvieron cerca de entrar:
05 El amor de mi vida, de Calima.
06 Baile de graduación, de Caipiriña
VERANO CALENTITO 3: NO HAY DOS SIN TRES
Llegó agosto… y ¿cierto cansancio? Los tríos tuvieron su complicación (sieeempre la tienen… jajaja) y tuvimos algunos desastres inesperados: hubo dos parejas que no participaron y tuvimos que eliminar 3 relatos porque no habían cumplido las condiciones de la propuesta… Incluso tuvimos dudas con algún otro que admitimos, finalmente, por el margen amplio en la redacción de las bases. Tal vez haya sido la fase en la que más se repartieron los votos del jurado, hasta el punto de generarse varios empates.
Los relatos que seleccionamos fueron
1 Dame candela, de Sofocos
4 Menú degustación, de Pamela
10 Noche de “Champions”, de Mojito
17 Homenaje, de Flama
Y estuvieron cerca de conseguirlo…
6 Todo queda en familia, de Calima
12 En bandeja, de Achicharradictos
13 Juegos y confesiones, de Salymar
18 Piel, de Soma
VERANO CALENTITO 4: MAS DE TRES SON MULTITUD
Y llegó el desmadre final, el desparramo, la orgía... tal vez haya sido esa liberación de la energía lo que nos ha llevado a encontrar justo en este final de fiesta los textos que se podrían acercar más a la forma de plantear sus historias nuestro amigo Epi. Mucha sorna y mucho mirar pa otro lado cuando es necesario, aunque aquí había mucho campo ganado con eso de los condicionados disfraces.
Estos son los tres relatos que salieron de las votaciones del jurado.
02 Veneciofrenia, de Sofocos
05 Fin de fiesta, de Abanico
16 Se amaban, de Salymar
Y estos se quedaron muy cerquita de estarlo.
10 ¡Cómo cambian los cuentos!, de Mojito
12 La comunidad, de Pamela
Y con ello cerramos nuestra labor como jurado. Hemos estado implicados (muy implicados, puedo asegurarlo) Rosana Alonso, Rosa Gil, Rafa Loscertales y JAMS. Ha resultado una convocatoria especialmente complicada. Queremos haceros llegar unas últimas palabras de los participantes en el jurado.
Para mí uno de los géneros literarios más difíciles es el erótico y si ademas tenemos en cuenta las condiciones de cada convocatoria, más complejo aún. Valoro mucho la dedicación de los participantes en este verano calentito. El resultado ha sido diverso y sobre todo creativo y rompedor en el planteamiento en el caso de algunos relatos. Mi más sincera enhorabuena a todos los concursantes.
***
Entré en esta historia veraniega pensando que era fácil desligar erotismo y sensualidad de la carnalidad y la pornografía, pero la realidad me ha golpeado más que un papito y una dominatrix juntos. Como indica Luisa Valenzuela en su texto para la conferencia “Páginas eróticas de la literatura argentina” que os animo a leer y que versa sobre su búsqueda literaria del erotismo sublimado, “…quizá estemos hoy acá confrontando una pareja de raras avenencias: erotismo y pornografía. Quizá el uno no pueda vivir sin la otra. Y quizá en el flujo y reflujo de silencios engendrados por el erotismo palpite sin palabras lo totalmente obsceno, grotesco, asquerosa y anatómicamente explícito, es decir madame la pornografía.”
Dejo por aquí el link a dicho texto y, como muestra de un erotismo sublimador, el capítulo 7 de Rayuela narrado por el propio Cortázar.
Gracias a las 21 parejas por estas cuatro olas de calor que nos han dejado en ENTC un verano más tórrido de lo habitual, aunque muy muy llevadero.
***
Yo no habría participado. Me aterra escribir humor. Los micros de humor siempre me parecen complicadísimos por la sutil frontera que les separa del «chiste», pero es que el tema sexual los hace aún más peligrosos. ¿Y hay algo menos “elegante” que un “chiste verde”? Creo que, en general, se ha superado ese abismo, aunque curiosamente la huida ha llevado en muchas ocasiones al surrealismo y eso… creo que templa la libido. Sin duda, me ha parecido una muestra ejemplar de los difíciles requerimientos de «lo erótico» para el formato micro. Ha habido que bregar con unas condiciones más difíciles de lo que puede parecer en un principio entre tanto “jolgorio sexual”.
Gracias por todas las ganas y el esfuerzo en sacar adelante todo ello.
Y estos son los textos que se juegan con vuestro voto la presencia en el librito y las camisetas y sombreritos exclusivos de «lo más calentito del verano»
1. AMORES PERROS, de Soma
Se reconocen en el pasillo del supermercado. Ella clava su mirada altiva sobre el rostro cándido y él responde con ojos sumisos. Entre los accesorios de mascotas ella elige una correa marrón. Se la coloca y le obliga a caminar a cuatro patas. Ya en el coche él lame su rostro, mordisquea sus pezones, baja hasta su sexo mojado y ella gime mientras decide nombre para su nuevo cachorro.
2. ASCENSOR AL ÉXTASIS, de Abanico
Verla en acción bajo las palmeras me había puesto a cien. La seguí al hotel y entré con ella en el ascensor. La miré, caliente; me sonrió, lasciva. Sin mediar palabra, me rasgó de arriba a abajo mi bañador azul, yo le arranqué a dentelladas su bikini marrón. Al llegar a su planta, ambos gritábamos de placer desbocado y los turistas japoneses que subían con nosotros aplaudían con entusiasmo.
3. BAJO LAS PALMERAS, de Abanico
A esa hora tan temprana, la playa estaba desierta y el agua fría le había endurecido los pezones. Tumbada en la hamaca, con la pamela ocultando su rostro, comenzó a rozarlos y pellizcarlos. Su otra mano buceó bajo el bikini, buscando tesoros ocultos.
Cinco orgasmos después, sintió que por fin había desconectado del estrés. El sol ya ardía en su piel: se incorporó, dispuesta a refrescarse con otro baño. Pero, al apartar la pamela, halló una docena de miradas libidinosas clavadas en ella.
Se demoró recogiendo sus cosas, confiando en que alguno de aquellos jugosos ejemplares se ofreciera a acompañarla al hotel.
4. DAME CANDELA, de Sofocos
Mi novia, Elo, invitó a su amiga Candela a casa. Se sentó frente a nosotros y, durante la comida, no paró de mirarme y emitir pequeños gemidos de placer con cada bocado.
Como tenía las manos pringosas, le pidió a Elo que le desabrochara la blusa. Una gota de sudor resbaló entre sus pechos redondos. Deseé lamerla. Intenté apartar esos pensamientos por respeto a mi novia, pero Candela empezó a chuparse los dedos despacio y, durante el postre, enroscaba la lengua en la cuchara.
Fue entonces cuando mi pie desnudo intentó alcanzar su entrepierna por debajo de la mesa, pero ya estaba ocupada.
5. EDUCACIÓN SEXUAL, de Soma
Debería tener pesadillas por si nace coja o ciega. Debería paralizarme el peso de esta tripa desmesurada y esperar en casa que lleguen las convulsiones. Pero para una madre todo sacrificio es poco. Y mi hija, de carácter resuelto y aventurero, desea conocer el mar antes de nacer. Y aquí estoy, en la playa del Naufragio, meciéndome entre suaves olas, acariciándome despacio, para que ella me pueda seguir, enseñándole dónde tocarse, cuándo acelerar el ritmo, cuándo introducir primero un dedo, luego dos, sentir los espasmos, y por fin, ese gemido que sube por el cordón umbilical y se funde con el mío.
6. EL DÍA QUE VIMOS A LOS BEATLES, de Moreno
Eran las cinco de la tarde en la entrada sur. Yo, con chaquetilla marrón. Él, de pelo negro zahíno. La multitud nos arrastró dentro del coso. Nuestros cuerpos se pegaron, noté su pitón y entré al trapo. Los apretujones favorecieron el envite. Fue una faena corta, pero mereció orejas y rabo. Nadie nos vio, en aquel tiempo habríamos acabado en chirona. Después, relajados, hicimos un paseíllo hasta el graderío.
7. FIN DE FIESTA, de Abanico
El calor me hizo refugiarme en la piscina del hotel, ya vacía. Tendida en el bordillo, dejé que el agua lamiera mi cuerpo hasta que apareció aquella pareja. Iban cogidos del brazo y acompañados por un japonés bajito. Sus ojos se estrecharon más, si cabe, cuando reparó en mis exuberantes formas y, antes de darme cuenta, un trío de lenguas y dos de manos exploraban las algas enredadas en mi cabello, las conchas que cubrían mis pechos, las plateadas escamas de mi cola. Entre jadeos, ellos se congratulaban de haber pescado una sirena. Yo, de haber abandonado la aburrida fiesta de disfraces.
8. HOMENAJE, de Flama
La mesa siete estaba reservada para la celebración de unas bodas de plata. Sofía se fijó en ellos al verlos llegar de la mano junto a un grupo de amigos.
Mientras servía los entrantes los imaginó jóvenes y saboreándose en su primera noche. En el segundo plato miró de reojo el escote de ella y tras llenar la copa del marido lo observó acariciando sus curvas como si fueran las de su esposa. Añadió unas fresas a los postres, por el placer de verlos mordisquearlas y lamer sus jugos.
Aquella noche, los homenajeados disfrutaron el regalo de no estar solos en la cama.
9. LA PRIMERA VEZ, de Topless
Los ofidios son capaces de oler el sexo con su lengua. Lo aprendió al llegar a aquel destino paradisíaco y exuberante la primera vez que tomó el sol desnuda. Al contacto suave de la hierba con su sexo se excitó tanto que fue cuando sucedió: la serpiente percibió su humedad y acudió rauda. Enredándose por su pie continúo por su pierna y, erguida, activó su lengua dando toquecitos en aquel fruto prohibido. Más y más excitada, dirigió el cuerpo del animal de afuera hacia adentro alcanzando, así, el éxtasis.
Adán, que observaba la escena, narró luego la historia de forma muy diferente.
10. MENÚ DEGUSTACIÓN, de Pamela
Julio elige almejas en salsa verde y lame con fruición el interior de las conchas. Marcos prefiere langostinos y los pela despacio, chupándose los dedos. Eva mordisquea percebes recordándoles que es el animal con mayor proporción de pene y que le gustan calientes. Van vaciando las botellas de cava mientras, sofocados por las brasas y el olor de la langosta a la parrilla, untan diferentes salsas en sus labios para probarlos a besos y tras cada cata, se van desprendiendo de la ropa. Llegan desnudos al postre: helado de vainilla y chocolate. Ninguno necesita cubiertos.
11. NOCHE DE CHAMPIONS, de Mojito
Era el plan perfecto. Cena entre amigos viendo la final. Con el gol de Messi las cervezas se desparramaron sobre la mesa al abrazarnos. Mientras saltábamos, Raúl me cogió la cara y me plantó un “Rubiales” de manual. Luego vinieron muchas más cervezas y al fin el gol de Neymar. Éxtasis, gritos de “campeones, campeones” y la mano de Paco acariciándome el culo. Diablos, no todos los días ganábamos la Champions, así que agarré la bragueta de Raúl y entre sábanas vimos alzar la Copa.
Mi mujer no entiende por qué no he vuelto a quedar con mis cuñados para ver el fútbol.
12. SE AMABAN, de Salymar
Se amaban sin distinciones ni tapujos. Todos lo sabíamos: Jaime amaba a Ana, Ana a Daniel, Daniel a Silvia, Silvia a Ana y Jaime a Daniel incluyendo todas las combinaciones posibles. A veces llegaba Silvia besuqueando a Jaime; otras Jaime acorralaba a Daniel en el baño; a Ana, en cambio, le encantaba acurrucarse en el sofá y lamerle el cuello a Silvia enfundada en su disfraz de policía. Pero nada es eterno, y la noche en la que Ana dijo que quería formar una familia los demás, sin distinciones ni tapujos, recogieron su ropa y escaparon olvidando, como todos sabíamos, que se amaban.
13. VENECIOFRENIA, de Sofocos
La luz titila en los canales y el carnaval se transforma en un escenario de deseo. Intuyo miradas ardientes ocultas en máscaras doradas. Alguien me ha rozado entre sedas, terciopelos y encajes dejando entrever piel desnuda. Un abanico se abre provocador mientras otro guante me acaricia con sutileza. El anonimato es cómplice de unos labios que apenas me rozan. Oigo risas apagadas tras las máscaras. Un violín lejano interfiere en el chapoteo rítmico del agua. Un perfume dulce entra en juego. Toco a dos manos y me tocan a cuatro. Qué digo, a ocho. Y todavía no hemos bajado de la góndola.
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