51. LA GRUTA
La oscuridad de la gruta no era completa. De algún lugar provenía la tenue luz que guiaba mis pasos sobre el borde de un laberinto de piedra oscura. Las paredes estaban cubiertas de rocas verdinegras, del techo pendían estalactitas goteantes como trompas de mamuts petrificados, y allá abajo, de un profundo lago emergían estalagmitas parecidas a monstruos amenazantes.
El silencio, la penumbra del entorno, el misterio, y la posibilidad de caer en las profundas aguas del lago me paralizaban. Por mi cuerpo goteaba el sudor, frío como las gotas que rezumaba el techo. Pero ya estaba allí, sobre el precipicio, sobre un laberinto de rocas resbaladizas, sin principio ni fin, sin salida y sin poder avanzar ni retroceder. Si resbalaba, si fallaba mi pie, caería al fondo del lago. Arrojé una piedra para comprobar su profundidad. La piedra tardó en llegar. Minutos que parecieron horas. Chac. Por fin. ¿Cuánto tiempo? El eco del chasquido se repitió en las paredes.
Ha pasado el tiempo. No sé cuánto. pero sigo aquí, verdinegra, como una estalagmita con figura de mujer…
Shshshs… qué cosa! Carmen, tu magnífica descripción, me ha llevado a lugares conocidos y me ha embargado la misma angustia. Está hablando una de las tantas mujeres convertidas en sal, que se encuentran en las entrañas de la tierra. Felicidades.
Esa imagen final de la mujer convertida en una estalagmita es sencillamente maravillosa, MARÍA DEL CARMEN; me gustó muchísimo esta historia; haría las delicias de los espeleólogos, creo yo.
Cariños,
Mariángeles
Gracias vosotras, las dos buenísimas escritoras Marías.
Muy bonito el relato. Todo en sí tiene mucha fuerza. En ascenso hasta la potente imagen final. Mucha suerte 🙂
Gracias, Juan Antonio
Carmen, bonito relato y original desenlace. Abrazos y suerte.
Gracias, Salvador
¡Qué angustia verdinegra tan conseguida!
Merece la pena meterse en un oscuro laberinto, con riesgo cierto para la propia vida, para llegar hasta una mujer de quimera, formada por la naturaleza durante cientos de años, gota a gota, a base de caliza.
Al comenzar a leer tu relato me parecía que se trataba de un canto a la supervivencia, pero al concluir me di cuenta o he creído ver que se trata de una hermosa e inalcanzable historia de amor.
Un saludo y suerte.
Gracias, Edita y Ángel.
Me encantan vuestros comentarios, porque de eso se trata, de que cada cual le dé una interpretación.
Sí, mi querida Ana, son las dos cosas, o como quieras interpretarlo, porque esa fue mi intención.