60. La hija del chocolatero
Hoy se cumple otro aniversario y traerás flores, papá. Yo prefiero las golosinas hechas por tus manos. Cuentan que el día de mi nacimiento, adornaste la maternidad con botones de rosa ahogados en un almíbar a punto de hebra que atrapó las lágrimas de polen en el interior de las corolas. Desde niña, las celebraciones y fiestas se realizaban en tu chocolatería que, más adelante, me heredaste al graduarme como repostera. Para mi matrimonio, fabricaste una tiara compuesta por bombones envueltos en un papel satinado que, al fracturarse en mil haces de luz, transformó los chocolates a semejanza de piedras preciosas. Pero nada de eso está en tu memoria. Lo que sí recuerdas es a mamá exigiéndote joyas reales, dinero, opulencia; y cuando, incapaz de retenerla a tu lado, le rodeaste el cuello con una trenza de dedos embalsamados en harina y azúcar hasta exprimir la última gota de sus ojos vacíos. Al cometer ese crimen, me condenaste a ni siquiera tener un nombre para grabarlo, aunque fuera con tiza, en esa piedra que marca la tumba donde yacen mis recuerdos sin retoñar dentro del útero seco de mi madre muerta.
Pérdoname Patricia pero hay algo que no entiendo en tu micro. Doy por hecho que es la hija del chocolatero, la que él colmaba de chocolates, la que heredó su chocolatería.
El chocolatero, asesinó a su esposa, tu madre y el final… me he perdido cuando de pronto has vuelto al útero materno de donde nunca saliste?
Me he hecho un pequeño lío por lo que no puedo valorar con total capacidad, tu micro. Me he perdido algo.
Bueno, si deseas explicármelo, aquí estoy. Gracias y feliz día.
Vaya giro da tu relato… pasando de lo más dulce a lo más amargo… madre mía. Yo quizás lo que interpreto es que explica una vida no vivida porque al final él mató a su mujer embarazada. Un relato muy duro pero con sabor a chocolate. Suerte con él.