…LA INSPIRACIÓN DEL VIAJE…
Al ver mi obra en retrospectiva, me doy cuenta de que se mueve entre esos dos polos: el confinamiento y el vagabundeo: el espacio abierto y el espacio hermético. Al mismo tiempo, esto encierra una curiosa paradoja: cuanto más encerrados están los personajes de mis libros, más libres parecen ser. Y cuanta más libertad tienen para vagar, más perdidos y confusos están. (…) Un personaje como Nashe, en “La música del azar”, es un trotamundos. Se pasa todo un año recorriendo Estados Unidos, y sin embargo, en cierto sentido, es un prisionero. Le aprisiona la idea de libertad que él mismo se ha creado. Pero para él la libertad no es posible hasta que se detiene y se instala en algún sitio y asume la responsabilidad de algo, de alguien.
(… ) Creo que lo que me resulta estimulante de todo esto no es la idea de viajar a un destino elegido de antemano, sino el hecho de explorar lo desconocido. Tal como hizo Cabeza de Vaca, por ejemplo, el primer hombre blanco que puso pie en América del Norte. Es una historia de extravíos, de errancias sin fin, de nunca saber lo que va a pasar. Como escribir, supongo, al menos tal como yo lo hago. Cada día emprendo un viaje hacia lo desconocido y sin embargo estoy todo el tiempo sentado en mi habitación. La puerta está cerrada, nunca me muevo, y sin embargo el confinamiento me proporciona una absoluta libertad: de ser quien yo desee, de ir donde me lleven mis pensamientos.
PAUL AUSTER, Experimentos con la verdad
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Grande el texto, Juan, toda una declaracion de principios, muy ilustrativo, como todos los que nos vas regalando, gracias!!!
Nacho
«Absoluta libertad: de ser quien yo desee, de ir donde me lleven mis pensamientos».
Como dice Paul Auster (me gustan sus novelas, muy acertada la elección de estos fragmentos, Juan) y coincidiendo con Ana U., es lo que nos pasa a todos o a la mayoría de los que escribimos: es una forma de vida. Tratamos de modelar, con las palabras, una realidad que nos llene, que justifique, que calme o explique situaciones que no compartimos ni entendemos; verdades, actuaciones, proezas que nos levanten un palmo del suelo; personajes que se ganen el derecho al recuerdo a la admiración venciendo injusticias, cobardías… Nos inventamos otra vida, que vivimos mientras la escribimos…
Ahora me estoy inventando un viaje. Todavía no sé dónde me llevará ni a quién encontraré, pero ya he empezado a desaparecer de esta habitación, con mi teclado al hombro…
Un fuerte abrazo a todos.
Auster tiene razón, cada vez que te sientas a escribir, inicias un viaje. Unas veces compras billete de ida y vuelta, sabes lo que quieres decir, y aunque tengas que hacer muchos altos en el camino, para refrescarte, para mirar el paisaje, al final llegas a destino. Pero para mí los más grtificantes son aquellos que empiezo haciendo autostop: son las ideas que me paran las que conforman el itinerario. Y parafraseando a quine dijo que siempre nos quedará París, siempre nos quedarán los pies y los caminos…
Abrazos viajeros
este fragmento de Paul Auster daría para comentar sobre días… gracias Jams por haberlo puesto aquí…
tiene razón Ana U… este concurso de relatos esta abriéndose sobre un foro cada vez mas interesante… mas allá de nuestras obritas una vista sobre el mundo y nuestras experiencias…
Ana U y Petra: muy acertado lo que decís del acto creativo…
Me alegro de que os guste, es una manera de diversificar un poco el blog, de «cambiar el paso», y de sacar la luz mi base de datos de fragmentos de mis lecturas por si os sirve de inspiración…!!!tengo cerca de 6000 y no sé qué hacer con ellas¡¡¡ ja ja ja… sólo de viajes tengo seleccionadas unas 15… pero prometo no ser pesao y publicar solo una a la semana.
Muy acertado este texto de Paul Auster.
Mucha razón. Escribimos para inventarnos mundos nuevos, para recorrer historias que de otro modo no lo haríamos, creamos personajes que no somos, vidas paralelas sin necesidad de salir de la habitación.
Me guardo el texto.
Gracias
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Conocía tu texto elegido Juan. La forma de narrar de Auster me hace volar por casi todas sus páginas, aunque puede que Diario de Invierno no lo hiciera tanto.
Cada vez que me siento a escribir, es como si se produjera un descalabro espacio-tiempo-emoción y pudiera transitar por mis ideas guiando un velero que hincha sus velas con todos los personajes, secuencias, escenas y vidas que pueda llegar a imaginar.
Fantástica tu aportación. Un diez.
Besos.
¡muy bella esta imagen tuya del velero Laura…!
Prisionera en mi palacio terrenal
Si que es cierto pero…
Puedo zarpar en un barco fantasmal
Crucero imaginario
Sobre mares interiores…