16. LA LEYENDA DE EL BRUS (Ángel Saiz Mora)
Soy un cincuentón nostálgico, por eso me hizo ilusión que esa noche una cadena programase Furia oriental. De inmediato evoqué recuerdos de mi infancia en un cine de barrio, embobado ante el arte marcial del maestro chino Bruce Lee.
Intenté hacer partícipe a la familia. Mi mujer, siempre sensata, optó por retirarse a leer hasta ser vencida por el sueño. Mi hijo también se acostó, no sin antes burlarse repetidas veces de tanto entusiasmo.
Con los anuncios, la cinta terminó entrada la madrugada. Bebía un vaso de agua cuando escuché que alguien manipulaba la cerradura de la entrada. Al asomarme con mi batín leí la sorpresa en los ojos del fornido delincuente. Sin dejar de proferir sonidos guturales lancé torpes patadas y puñetazos al aire que hicieron añicos un jarrón. No pudo atacarme ni huir, presa de un acceso de risa a causa de mi grotesca exhibición. Aproveché su flojera para empujarle dentro del armario, cuya puerta me apresuré a atrancar con una mesa.
Las versiones sobre este risible episodio, claramente agigantadas, se extendieron con rapidez. Desde entonces, a mis años, me he ganado un respeto inesperado, junto con un apodo que me encanta: El Brus.
¡Qué gracia! Me ha encantado. Y me ha recordado una escena real de mi experiencia con un delincuente en casa que no me hizo tanta gracia. 🙂
Una cosa es una historia creada a medida y otra la realidad. Me alegro de que te haya gustado, aunque siento que también te haya traído un mal recuerdo.
Gracias y un saludo
Jajaja, qué bueno. Un relato muy divertido, me imagino el prota con batín en pleno combate…»El Brus», jajaja.
Un abrazo y suerte.
El batín es una prenda que parece trenzada con hilos de calma y pacifismo, de ahí el contraste con la reacción del protagonista.
Muchas gracias por pasarte.
Un abrazo
De vez en cuando, una fresca brisa de humor viene bien.
En esta vida tan rodeada de dramas el humor es el único antídoto para ir tirando.
Gracias, M. Carmen.
Un saludo
Ay, Brus, qué risa. Igualito que mi informático, que también le pirran las pelis de chinos.
Bravo por este merecido homenaje a las pelis de artes marciales y a todos los nostálgicos que alguna vez han soñado con ser el Brus.
Be water, my friend.
Este tipo de cine encanta o es despreciado hasta el extremo, pasa un poco como con las lentejas. Obviamente, el protagonista verá la película de forma distinta a como lo hizo en su niñez, ya no es el mismo, aunque sigue siendo un cincuentón nostálgico.
Qué anuncio más bueno ese del agua.
Un abrazote
Hola, Ángel.
¿Era agua lo que bebía El Brus u otra cosa?
Nunca me han gustado las películas de artes marciales, no les veo yo el chiste, aunque a mi media naranja le encantan…
Divertido, muy divertido, tu micro.
Un abrazo.
Ahora que lo dices, a ver si no era agua. No sé por qué será, habría que analizarlo, pero el público de estas películas es eminentemente masculino. Aún así, me alegro de que te haya parecido divertido.
Un abrazo.
Muy divertido y bien contado tu relato, Ángel, con ese Brus que se gana bien el apodo. Qué tendrán las películas de artes marciales para atraer a público tan diferente. Tuve un profesor experto en Cine soviético cuya debilidad inconfesable eran esas películas. Soy incapaz de ver qué pueden ver en ellas, salvo que sirvan de excusa para una historia como la tuya. Me gusta el humor con el que sabes sacar partido a una escena cotidiana.
Suerte y saludos.
Se trata de un género donde no parece haber mucho que rascar, salvo la violencia impregnada de filosofía y el dominio del cuerpo. Al menos le ha servido al protagonista para salir airoso de una situación comprometida.
Gracias, Rafa.
Saludos
Yo como la mujer de tu Brus, me hubiera ido a leer o a escribir, antes que ver ese tipo de genero. Impera el humor en tu escrito y se agradece. Te deseo mucha suerte.
Saludos.
No lo digo por quedar bien, pero ahora que nadie me oye, te confieso que sé perfectamente que sois más listas y prácticas, es algo que se nota en detalles como ese. En cuanto al humo, creo que viene bien un poco oara contrarrestar la melancolía otoñal.
Gracias y un saludo
Después de tanta tristeza el mes pasado, he querido dar un vuelco y, como se dice ahora (más o menos), propiciar unas risas.
Gracias. Un saludo
¡Me encanta tu Brus, Ángel! Me ha hecho reír. Saludos.
El pobre Brus es tan penoso que resulta entrañable. Además, le creo con la personalidad suficiente para no endiosarse con esa fama tan patéticamente adquirida.
Muchas gracias y un saludo
Ángel, describes muy bien ese momento. Es fácil imaginar a un hombre corriente intentando defenderse sin ninguna técnica. Suerte y saludos
Mucho ruido y pocas nueces, el que caso es que logró que su oponente relajara sus defensas. Todos somos personas corrientes, pero no sabemos de lo que podemos ser capaces si nos ponen a prueba.
Muchas gracias. Saludos
Me ha gustado, Ángel, cada día hay menos relatos de humor y cuando aparece uno y encima tan original a uno le alegran el día. Jaja El Brus, me quedo con él.
No he tenido más pretensión que provocar una sonrisa y, quizá, crear un personajillo algo entrañable. Si lo he conseguido ya me doy por satisfecho. Este Brus…
Un abrazo, Lorenzo
Delirante historia la de El Brus. Me falta un detalle: ¿el tipo sigue encerrado en el armario? A ver si era Carradine y ha ideado un sistema de poleas para autoerotizarse. Mira a ver.
Un saludo
JM
¡Hombre! qué alegría verte por aquí. Me imagino que eres mi apreciado Horchata, que conozco de Twitter. Carradine ya sabía de artes marciales cuando Bruce Lee era un bebé, quién no recuerda la mítica serie Kung-Fu. Tanta gloria para tener un final tan penoso.
Gracias por pasarte.
Un saludo
También le podías haber hipnotizado con tu don de palabra.Claro, ahora no serías tan famoso.Un saludo.
Se trata de un episodio inventado por mi mente calenturienta, pero perfectamente podría haberme pasado a mí, que soy un poco patético, aunque tengo que decir que no uso batín.
¿Don de la palabra?, que va, el que tú tienes, ese sí.
Un saludo, María
Hola, Ángel
Sería estupendo poder reducir a ladrones y delincuentes varios a golpes de risa. Imagino la escena y tiene mucha gracia. De todas formas, revisa bien el armario, a ver si al final se llevó algo de valor, alguna corbata de seda…
Muy divertido e imaginativo. Suerte y abrazo.
Ya lo dicen los cómicos y las personas sabias, la vida se sobrelleva mejor con humor,si hay que apuntarse a una guerra, que sea a la de Gila.
Poco se iba a llevar de mi armario, si acaso, alguna camisa planchadita.
Muy agradecido por tu amable comentario.
Un abrazo, Juana María
Sí, yo también soy de las que pienso que el humor es algo muy serio. Nos hace la vida más fácil.Y la risa es muy terapéutica. De hecho una de mis reflexiones sobre el humor, es: «Mi religión es el humorismo, porque me permite estar siempre en gracia». Jejeje.
Si te parece, me apunto contigo a esa creencia. A qué otra cosa mejor se puede aspirar, si no es a permanecer en estado de gracia.
No pierdas nunca ese buen talante.
Pero que gracioso! Me encanta leer los relatos y hacerlo con una sonrisa o carcajada en este caso. Me ha conquistado tu Brus.
Muchas gracias, Isabel, no pretendía otra cosa más que provocar una sonrisa, si además viene asociada a una pequeña carcajada, el objetivo está más que cumplicdo.
Saludos
Ayy las de chinos y patadas, lo que culturizan, cuantos libros me han hecho leer en otra habitación, jaja,ja. Muy divertido, ‘El Brus’ y es que los motes tal cual nacen sin duda. Un abrazo y suerte.
A mí me sucede lo mismo con gran parte de la televisión actual, a pesar de la sobreabundancia de cadenas.
Los motes siempre nacen de forma espontánea y con vocación de permanencia.
Gracias y un saludo
Ángel, muy divertida tu historia y tu protagonista.
Es cierto, como a veces se alimentan las historias ellas solas.
Un abrazo
Del detalle más nimio y cotidiano puede surgir una pequeña historia que nos marque para siempre.
Muy agradecido por tu comentario, Blanca.
Un abrazo
Ángel, alguna vez, en la actualidad, he vuelto a ver alguna película de artes marciales, o, como las llamábamos entonces, «una de chinos», y reconozco que no me gustan, pero las veo con cariño y con nostalgia, recordando una época de mi vida en la que me encantaban. Sabemos del poder de la pluma, y ahora, con tu relato , del poder de la teatralidad, jajaja. Espero que el Brus siga agrandando su leyenda. Divertidísimo. Muy bueno. Abrazos.
Dada la fama que se ha ganado con el episodio, aunque sea de forma inmerecida, será difícil que otro maleante intente invadir su espacio vital. El Brus ha demostrado que es más importante aparentar que ser.
Siempre aprecio mucho tus comentarios, Salvador, porque sé lo que valen. Muchas gracias.
Abrazos
Jajajaja… Divertida y bien contada la historia de el Brus. Me lo imagino con su batin de seda y a la defensiva del maleante.
Está genial sonreír ya por mañana. Gracias.
un abrazo Angel.
Un batín que, a la fuerza, tiene que tener cuadritos. Me alegra de haber sido capaz de dibujarte una sonrisa, qué más galardones se pueden desear.
Un abrazo, Mª Belén
Jaja un simpático personaje este Brus. Me encantan los relatos de humor bien llevados, como el tuyo, Ángel. Un abrazo
Esperaba crear un personaje con el que diesen ganas de irte con él a tomar unas cervezas, escuchando sus batallitas, siempre las mismas, una y otra vez. El humor es lo único que puede redimirnos en un mundo como el que nos ha tocado.
Muchas gracias y un abrazo
Gracioso y divertido. Ese Brus es el que llevamos en el interior muchos españolitos.
Y cómo nos gusta agrandan las historias para inflarnos como pavos reales.
Buenísimo. Saludos.
Es un papel que le habría venido bien interpretar a Alfredo Landa. Este personaje no puede ser japonés o escandinavo, sólo se lo imagino uno español.
Muchas gracias, Virtudes.
Saludos
Esta leyenda del Brus me hizo acordar a lo que se dice de los peces: que crecen después de muertos (no son nada exagerados los pescadores ;)…)
Bromas aparte, me causó muchísima gracia la imagen del tipo dando alaridos de karate y moviendo grotescamente los brazos y el ladrón muriéndose de la risa (de todas las formas conocidas, ésa debe de ser la mejor manera de morirse ;))
Tu micro es un aporte fresco para la propuesta de este mes, te felicito.
Cariños, M.
Este Brus, sin darse cuenta, se ha convertido en un todo un cómico. No se conoce la profesión con la que se gana la vida, pero bien podría ser ésta, además de haberse convertido en un especialista en arreglar conflictos sin violencia.
Agradezco mucho tu amable comentario, Mari Ángeles.
Un abrazo
Muy bueno tu relato, he pasado un buen momento con su ironía .
Suerte.
Supongo que un ratito de evasión siempre se agradece.
Gracias por pasarte y un saludo
Ni ertzantza ni guardia civil: con un ataque de risa lo encerraste en el redil!! Qué caña!!
Te dejo otro homenaje al Brus: https://www.youtube.com/watch?v=0Ix_t7PMHiI
Abrazo.
Igual El Brus ha creado una escuela basada en la acción no violenta y ni lo sabe. es lo que tienen los genios.
El del vídeo de youtube también es un visionario. Gracias por tu aportación, está divertido.
Un abrazo
Qué bueno. Me he reído mucho. Un relato fresco y muy bien armado. Cuesta poco imaginárselo. Cuántos recuerdos me has traído. Creo que las vi casi todas. Un abrazo y suerte 🙂
Yo también vi muchas, podemos calificarlo de menor, pero no deja de ser un género, como los western, o el cine negro, aunque no haya soportado demasiado bien el paso del tiempo.
Muy agradecido por tu comentario, Juan Antonio.
Un abrazo
Es cierto, Juan, esas películas, pese a que no estaban sobradas de arte, hay que reconocerlo, a cierta edad entretenían mucho y todos queríamos ser Bruce; por contra, las chicas las odiaban.
Sí que me acuerdo del anuncio del Orient Quartz, aunque a mí me regalaron un Seiko Quartz, que también también un anuncio muy oriental y de artes marciales.
Gracias y un abrazo
Ángel, me he imaginado a Don Pantuflo Zapatilla, padre de Zipi y Zape y me ha llevado a la risión(que cursi).
Las pelis, igual que pierden calidad, pierden frescura. El otro día intenté ver «El violinista en el tejado» y no pude.
Un abrazo
Don Pantuflo Zapatilla, catedrático de Filatelia y Colombofilia, tenía dos atuendos: Uno cuando iba por la calle, con una especie de frac; y el otro el batín, en casa.
Si es verdad que muchas películas pierden con los años, incluso hasta nos desilusionan, pues las tenemos algo idealizadas.
Gracias y un abrazo, Epi.
Jeje, simpático relato de gran visibilidad y fácil representación en el lector. De lectura fácil, entendible, sin complicaciones. Me imagino al ladrón muerto de risa. Quizás, solo quizás, tenga la sensación de que no ha transcurrido el tiempo cronológico en el relatos, desde ese «Soy un cincuentón… esa noche» y el «Desde entonces, a mis años…»
Furia Oriental es del año 1972. Te hablo de mi caso concreto, por entonces yo tenía siete añitos, haciendo la Primera Comunión andaba, ya tengo 49. Pero perfectamente el protagonista podría haber tenido 10 ó 12, en cuyo caso hoy sería totalmente cincuentón.
Muchas gracias por tu comentario, Javier, siempre constructivo.
Un abrazo
Te vas a reír, pero ayer noche echaron Furia oriental (o quizás era otra de título y argumento idénticos), y en mi casa pasó algo por el estilo: burlas de mi hija ante la lucha coreografiada, cara de nostalgia infinita en el rostro de mi marido, y yo… pues a leer. Por suerte no hubo intruso, así que no temas por tu bien merecido prestigio: Brus solo hay uno.
Felicidades por el relato: es magnífico y divertido. Me gusta mucho.
Suerte y abrazos
Al final todos somos diferentes pero tenemos unos rasgos comunes que se repiten en la mayoría de los casos. Los ladrones mejor que no entren, y si lo hacen, a llamar a Brus, es infalible.
Muchas gracias, Anna.
Abrazos
No sé cómo se me pudo escapar este relato en la «primera vuelta». Y menos aún llevando tu firma. Pero no es tarde para decirte que es excelente. Rezuma un humor muy sano y muy bien tratado. Justamente destacado. ¡enhorabuena!
Felicidades por la mención, y risas para el público.
Enhorabuena Ángel, todavía recuerdo las acrobacias generalizadas al salir del cine, las patadas las aire, las forzadas posturas y la peregrinación del lunes a buscar unos nunchakus que se adaptaran a nuestras manos y con el que golpearnos torpemente en un infructuoso y eterno aprendizaje.
Un abrazo.