63. ¿ La «m» con la «a «? Begoña Heredia
Subimos a cubierta aterrados. Los zapatos de mi mujer caminaban solos por el camarote. Sin embargo no comentamos nada a la tripulación por miedo a que nos tomasen por locos. La segunda noche decidimos intentar descubrir lo que sucedía. Sentados en la cama esperamos a que cualquier objeto volase. Tras unos minutos, el camisón de mi mujer comenzó a bailar. Quisimos huir de nuevo pero una voz nos detuvo.
_No os vayáis, no me dejéis sola.
Una figura apareció dentro del camisón. No sé si fueron los nervios pero no pude contener la risa al ver cómo las mangas, tan largas, no permitían ver las manos de aquel espectro. Mi mujer ,por el contrario, permanecía en silencio, sonriendo; fija la mirada en la niña.
_Ayer llegué al Titanic con papá, pero ahora no le encuentro.
Solo acerté a sacarla del error.
_Este no es el Titanic, mira, léelo en las toallas, dice Dinamic.
_No sé leer bien, tengo cuatro años_ me gritó enfadada.
Desde entonces, cada otoño, procuramos hacer un viaje en el barco y pedimos siempre el mismo camarote. Mi mujer está jubilada de la docencia y dice que es muy lista. Este año quiere enseñarla a multiplicar.
Begoña, cuentas muy bien y con humor, ese espiritu de maestra vocacional de ella. Suerte y saludos
Begoña, sitúate:
yo vestida con una faldita de animadora con pompones gritando
dame una B, dame una R, dame una A, dame una V, dame una O…
¡¡¡BRAVO!!!
De verdad, ya sin faldita ni pompones, que jugo le has sacado al tema del mes.
Un saludo.
Una idea muy imaginativa y muy bien contada. La atmósfera inicial de misterio y miedo pronto se desvanece, volviéndose algo cómica y tierna con el afán de esa maestra de seguir ejerciendo, aunque sea enseñando a un fantasma. Muy original y divertida, Begoña. Saludos
Precioso.
Una historia paranormal nos conduce, gracias a tu mano maestra, hasta un universo de sonrisas, ternura e instinto maternal.
Las dos últimas frases son simplemente perfectas.
Eso, sí, profe…sin prisas por obligarle a leer Las cartas marruecas de José Cadalso o coñazos similares.
Que empiece con un Don Mickey.
Enhorabuena por libro, relato y especialmente por la suerte que tienes al ser mi muy mejor amiguita.
Por fin se han activado los comentarios! Me gusta el tránsito de historia de aparecidos a esa especie de adopción por parte de la pareja. Las historias de espectros infantiles suelen ser bastante terroríficas, pero tú le has dado la vuelta al tema. Besazo y suerte, Begoña.
Me gusta, Begoña. me gusta cómo nos has ido llevando suavemente (como mecidos por las olas) hasta la verdadera historia del fantasma. Una historia llena de ternura.
Un abrazooooo para ti
Un gran aplauso para tu relato.
Tierno y maravilloso.
Un relato sorprendente, me ha cautivado la ternura que desprende por las dos partes: pareja y niña; el lector termina olvidando que la niña es un fantasma y se alegra de que por fin no esté sola
Felicidades y suerte.
Muchisimas gracias a todos por comentar , bueno, antes por leer y luego comentar, y si ha sido de vuestro agrado, mucho mejor y muchas mas gracias.
Un abrazo a toda la tripulación.
Entre ternura y chispa, nos has llevado a una lección bien aprendida. Que con tesón hasta un fantasmita puede estudiar.
Me ha gustado leerte Begoña, un beso.
Uff, Begoña, que relato más raro y ocurrente. El espectro de una niña en el camarote y un matrimonio que la adopta. Mira que me haces pensar en matrimonio sin hijos. Da miedo.
Original y enternecedor relato, ya lo dice el dicho: «que nunca es tarde para aprender». Un saludo.