125. La nota
Y fue entonces que la vi, había abandonado por años aquel libro de poemas que me obsequiaste, estaba dolido, nunca regresaste ni supe de ti. Al tomarlo emergió entre sus páginas perfectamente doblada, aun conservaba tu perfume, sorprendido la abrí y su lectura echó por tierra todo el rencor que había acumulado con el paso del tiempo y tu olvido.
Me decías que ya no había esperanzas, que era irremediable, que más allá de todo me seguirías amando…
Un tremendo frio recorrió mi cuerpo, miré al cielo y pedí perdón.
Ahora te llevo flores.
Cuántas historias habrán acabado así, por desconocimiento. A veces el destino juega muy malas pasadas.
Saludos
Gracias Asun, no creo que sea algo nuevo, es parte de la vida.
Para pedir un perdón, más vale tarde que nunca. Muy bonito. Mucha suerte 🙂
Juan Antonio, no encuentro tu relato de este mes. Déjame una nota en nº 92
Gracias Juan, nunca es tarde…
Un relato que golpea el corazón.
Muchas gracias Carmen, es duro sin duda.
Un abrazo.
Si es que hay que leer, pobre hombre. Das a entender que murió poco después de regalarle el libro que nunca leyó. Triste. Suerte a fin de mes.
Gracias Javier, mi intención fue que el lector encuentre las palabras que no puse.
Un gran abrazo.
Querida amiga, siempre espero tu palabra justa y oportuna.
Gracias por hacerme notar el error, se me había pasado.
Un gran abrazo.