79. La orden
La megafonía de las calles no cesaba de trasmitir noticias sobre la desaparición del carnaval. Luis escucha consternado; le gusta disfrazarse. Se divierte. Desde pequeño disfruta diseñando su disfraz para llamar la atención de los demás.
La radio del autobús del colegio, también repite que nunca más se celebrará; estudian como sustituirlo. Alegan los muchos años que sometió a los niños confundiendo sus personalidades. Cuanto exhibe a parejas de amantes en público. Cómo camufla a pobres en ropajes de ricos ostentosos. Y lo que les hizo tomar esta drástica decisión: muestra a las mujeres indecentes y frívolas.
No entiende nada. Pone la televisión; emiten la misma información con cifras del setenta por ciento de dependencia; incluso en gentes de países pobres como él suyo. El periódico de casa tampoco calla. Acusa de “celebración mediática.”
Sin alcanzar a comprender, le resulta extraño ver su barrio callado. Entristecido. Con los disfraces para el desfile y el baile guardados. Se pregunta cuándo disfrutará viendo a su mamá caracterizada de hada, bailar con su papa vestido de caballero.
-Es mala suerte que algo así ocurra ahora,- dice llorando. -Si bailaran este carnaval se divertirían,- murmura desconsolado. Cuando creen que no escucha, hablan de separarse.
Qué desconcertante es ese final con el salto del carnaval anulado a la separación. Sigo dándole vueltas.
Un saludo
JM
Juan, te comento lo mismo que a Ana, gracias de nuevo. Saludos
Hola Ana. Me parece un relato que empatiza por todos los lados con el mundo de los pequeños. No es solo la prohibición del carnaval por donde el mundo de los adultos hace tierra quemada con el de los niños. Es todo. Gran relato. Enhorabuena y suerte.
Juan Antonio, gracias. Estoy de acuerdo contigo. Intenta empatizar con los niños en todos los sentidos. Saludos
Calamanda, triste relato pero bonito a la vez. Qué pena que el chico lamente que sus padres se van a separar porque no va a celebrarse el carnaval.
Un abrazo.
Blanca, si es cierto; da pena ese niño tan indefenso en un mundo de mayores. Gracias y saludos
El niño no comprende la absurda prohibición de los adultos, no entra dentro de su lógica, mucho más sencilla y auténtica, tan lúcida que sabe que algo va mal en casa aunque no se lo cuentan, como también que el carnaval puede ayudar a paliarlo, aunque al final, para su impotencia, ni una cosa ni otra. Un relato triste y hermoso sobre ilusiones infantiles que se marchan, con la sensación de que nada volverá a ser como antes. Un saludo. Suerte.
Ángel, es bonito leer tu comentario; parece que te hubiera dicho cada una de las particularidades que intentaba mostrar en el cuento. Gracias. Saludos
Hubo un tiempo de carnavales prohibidos, fiesta pagana donde dar rienda suelta a nuestra imaginación.
Un beso
Esther, si, desgraciadamente, ha habido épocas donde no ha podido celebrarse el carnaval. Gracias y besos
Hola, Calamanda.
Muy bonito y muy bien reflejado ese sentimiento de querer aferrar a sus padres. Ese niño, cuando crezca, entenderá que las cosas de los mayores son mucho más complicadas de lo que él imagina.
Precioso deseo el de ese pequeñín.
Un beso y muuuucha suerte.
Towanda, gracias, me has captado la idea principal que preocupa al chico. si, efectivamente, cuando crezca comprendera… Besos
Pobre niño!! Qué tierno e inocente su pensamiento, su enfoque del carnaval. Has reflejado muy bien la lógica infantil: todo es sencillo y posible. Cómo nos complicamos la vida después!!!
Un abrazo, Calamanda
Amparo, si que nos la complicamos. El mundo de los niños es tan inocente y autentico que nos maravilla. Abrazos y gracias.
Qué triste es cuando tratan de reglamentar nuestra vida o nuestras diversiones desde el poder con decisiones absurdas debido a consideraciones arbitrarias; en tu relato además tiene un efecto dramático para el protagonista, o así lo entiende él.
Suerte y saludos.
Rafa, estamos a disposición de reglamentos y arbitrariedades, y es cierto, casi siempre tienen un efecto negativo. Gracias y saludos
Ana, vuelvo a agradecer tu comentario. Gracias y abrazos
Las cosas en el relato van a peor cuanto más lees. Es un drama dentro de otro.
Enhorabuena el final es muy ingenioso y hace que te quedes pensando.
Un saludo Calamanda y suerte
José Ángel, si, es dramatica esa prohibición por lo que la fundamenta. Gracias y saludos
Leo dos historias en este relato: por un lado el poder que controla desde su posición de burócrata y por otro le quitan al niño la ilusión de que sus padres se reconcilien. Muy bueno Calamanda, ¡Suerte!
Saludos.
Leo dos historias en este relato: por un lado el poder que controla desde su posición de burócrata y por otro le quitan al niño la ilusión de que sus padres se reconcilien. Muy bueno Calamanda, ¡Suerte!
Beto, gracias; si es cierto, en estas dos historias el nexo común es el carnaval. Saludos.
Calamanda, la frase final te mete de bruces en la pena del niño. ¡Qué tristeza!
Abrazos
María, si, sus ilusiones giraban alrededor del carnaval como milagro para sus problemas. Gracias y abrazos.
Calamanda, la esperanza de que el alegre carnaval impida la posible separación de sus padres se desvanece por una norma que no comprende. Me ha gustado. Abrazos.
Salvador, si, los niños son tan vulnerables y sencillos a la vez. que están muy espuestos. Abrazos y gracias.
Calamanda, triste relato. La ingenuidad de un niño que en su mundo todo es más sencillo y fácil, pero que al mismo tiempo descubre que algo va mal entre sus padres, hecho que le hace sufrir. Con los años lo entenderá, pero ese recuerdo siempre permancerá y su percepción de aquel momento.
Por otro lado, las prohibiciones nunca fueron buenas.
Saludos
María, de acuerdo contigo en todo. Los niños necesitan crecer en ese mundo sencillo y fácil; pero todos no lo hacen. Gracias y saludos
El carnaval era la esperanza que había puesto el muchacho para resolver lo que al final describes.
Andrea, así es. Las espectativas del chico eran varias, pero la importante era ver juntos y felices a sus padres. gracias y saludos
Lo más probable cuando estarían disfrazados recordarían buenos momentos y eso le ayudaría para seguir juntos. Qué triste es cundo unos se separen y el niño ve como se rompe la familia. Buen tema, amiga. Un fuerte abrazo, Sotirios.(Mi relato “Memorias de un asesino en serie, fue seleccionado para ser publicado en un libro que se llama, SABOREA LA LOCURA, lo colgué en mi blog me daría mucha ilusión si lo leyeras. Mi blog es sotiriosmoutsanas.blogspot.com)
Sotirios, gracias por tu deseo y tu comentario lleno de fundamento. En cuanto pueda encantada leeré tu relato. Enhorabuena por la selección y adelante. Abrazos
Calamanda, me ha gustado. Muy original y bien narrado, desde la óptica de un niño triste. Un beso
Concha, me alegro de haberte entretenido. Gracias y besos
Calamanda, hablas de gentes de países pobres y que razón tienes. Ayer por la tele pusieron imágenes del carnaval en Haití, todavía no se han recuperado del terremoto y estaban niños y mayores riendo y disfrutando. Enmascara el horror y el hambre.
Un beso
Epifisis, qué tal. Si, el carnaval en determinados sitios, como tantas cosas, es una arma de doble filo. Divierte, pero… tambien enmascara como tu bien dices. Besos y gracias
Muy interesante esta forma de tratar el tema del mes. Para este ñiño el carnaval trasciende a lo meramente divertido y ve en él el remedio para que sus padres sigan unidos. Un relato para la reflexión. Suerte y saludos
Juana Mª, Si para él el carnaval significa mucho; y no solo en el sentido lúdico. Gracias y saludos
Calamanda, es como si la primera parte no tuviera nada que ver con la segunda, o algo muy gordo me pierdo. Veo dos conflictos que no tiene nada que ver entre sí. En fin, problema mío, seguro.
Ximens,en esa primera parte él recibe una informacion que no entiende del todo; reacciona cuando ve su barrio apagado y los disfraces guardados. Gracias y saludos.
Hola, toca recortes y de un soplido te quitan el carnaval como ya se hiciera hace años por muchas de las razones, entre otras , que comentas.
además justo ahora que parece que sus padres no andan bien y él piensa que podrían reconciliarse en un bonito baile de máscaras.
la inocencia del sueño de un niño.
Abrazos y suerte
Mnuel si, la inocencia de los sueños de un niño que no acaba de entender la realidad. Abrazos y gracias.