44. La Paloma de la Paz
Aprieto las manos de los niños y acaricio al bebé, que porto en la mochila.
Sorteo a reporteros- en busca de la mejor noticia- en el día Internacional de la Paz.
Camino…No quiero parar. Miro, una vez más, los ojos de mis hijos. Ellos me dan fuerza.
Autómata en movimiento. He cruzado varias fronteras huyendo de un gobierno borracho de poder, que nos quita la vida.
Mi desaliño y desesperación, no me nublan la mente. Estoy alerta.
Sé de las palabras, infladas de levaduras de proyectos, que impregnan las paredes de regios y modernos edificios.
-Lenguas que escupen promesas, aparentes y bienintencionadas, que jamás se cumplirán-.
Visibilizo un pin, de la Paloma de la Paz, sobre la solapa de la negra blazer de una de las reporteras.
Me sonrío, sin quererlo, de esta sociedad inclinada a toda clase de símbolos.
Blanca paloma cargada de inocencia, verdad, paz y sobre todo luz- como síntesis de un universo de colores.
También vuela la esperanza.
Has plasmado un problema muy duro, por lo real, de nuestro siglo. Bien narrado sin que haga falta dar explicaciones.
Maite, sí es un problema, que por desgracia, está ahí. No podemos ignorarlo.
Un abrazo