67. La península de las mujeres (La Marca Amarilla)
Aunque se mostrara habitualmente huraño y taciturno, Juan era un buen hombre que trabajaba todo el día para mantener a su mujer, sus cuatro hijas, su madre y su suegra. Juntos vivían en aquel viejo caserón aislado de todo, tras el río que solo cruzaba un puente en toda la comarca.
Un día avisaron al médico porque una de las hijas tenía fiebre alta y no podía bajar a la consulta. El facultativo, nuevo en el pueblo, no dudó en ir a visitar a la niña y de paso conocer a toda la familia. Antes de marcharse habló con Juan, al que encontró turbado, y salieron fuera para conversar durante un buen rato de manera distendida, algo que sorprendió a las mujeres por la falta de costumbre.
A partir de entonces, las visitas del joven doctor se hicieron más habituales con la excusa de explorar las montañas en compañía de Juan, que ahora se mostraba más cercano y sonriente. Muchas tardes se les ve pasear cerca del río, por la orilla de enfrente.
Difícil la convivencia entre tanta mujer. Muy sutil ese paseo por la acera, digo por la orilla de enfrente. Me ha gustado Miguel Ángel. Suerte.
El hombre cumplía con sus obligaciones, aunque estaba falto de otro tipo de compañía, de ahí su mal carácter. Qué difícil es a veces encontrar el verdadero camino, menos mal que ahí está el azar para echar una mano alguna vez.
El que se trate de una península en lugar de una isla lo veo como la firma de tu buen humor constante.
Para no variar, un texto original y de impecable factura.
Un abrazo y suerte, campeón.
Miguel Ángel, la vida les trajo la esperanza y la ilusion; tu nos lo has descrito con sutileza impecable. Suerte y saludos
Muy sutil… has sugerido tanto y tan bien que a pesar de todo no cabe lugar a dudas. Perfecto el equilibrio conseguido. Mucha suerte 🙂
De una sutileza insultante, me gusta mucho el relato. Saludos.
Y llegó el oxígeno a su vida. Nunca se sabe cuando llega uno de esos momentos que lo cambian todo.
Un abrazo
Has tratado el tema con delicadeza y naturalidad. el protagonista de tu relato se atrevió a cruzar al otro lado. Supongo que su cambio de humor tambien lo agradecerian las mujeres.
Un beso.
Nunca es tarde, que dicen por ahí. Espero que en esa otra acera luzca un hermoso sol de primavera. Me ha gustado tu apuesta.
¿Así que la «orilla de enfrente» Marca?
Una historia original para el complicado tema mensual, tal vez te falta trabajarlo un poco más (qué cabroncente que soy, ¿eh?) pero en líneas generales me gusta.
Un abrazo microlunático
Pues yo lo veo bien, aguafiestas. El hombre ha hecho un relato que sin contar nada cuenta todo, y eso no es nada fácil. Noraguena, Marca, y no hagas caso aquí al tikismikis este.
Abracísimos microlunáticos.
Original, sutil, equilibrado…
Historia muy bien contada, se entiende bien… Enhorabuena.
Puro maestro, caray. ¡Qué bueno está este cuento! Muchas felicidades. Me encantó la elegancia con que dice las cosas. ¡Gracias!
Coincido con los comentarios anteriores: este relato dice mucho sin explicar casi nada. A través de ese cambio de humor del personaje nos percatamos de su soledad, de sus sentimientos ocultos… Muy bien Miguel Angel.
Suerte y saludos
Has escrito dos relatos, el que se lee de manera sencilla y el otro, duro, el difícil, el de la doble vida. Muy bueno, suerte.
Saludos.
No quería creerme el final, hasta que he leído los comentarios y sí he visto que no me equivocaba. La orilla de enfrente es una expresión inequívoca. Original relato, suerte Miguel Ángel.
Precioso relato. Me ha gustado mucho la historia y la sutileza con que la cuentas.
Un saludo
Marca, a la costumbre se acostumbra uno muy fácil, valga la redundancia, pero la novedad es tan atractiva, que hasta que no se convierte en rutina, nos puede atrapar hasta el punto de cambiarnos por completo.
Muy original este naufrago dentro de esa isla familiar de mujeres, que encuentra un salvavidas de su misma especie.
¡Buen trabajo!
¡Suerte con el concurso!
Abrazos.
Es difícil conseguir lo que has hecho, Marca, que seamos capaces de saber lo que pasa sin necesidad de explicaciones superfluas. Solo con la capacidad de sugerir.
Suerte y saludos.